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ANCASH

Actualizado: 4 ene 2023


Huaraz, capital del departamento de Ancash

CREACIÓN

Fue creado el 12 de febrero de 1821, con el nombre de "Departamento de Huaylas" con su capital Huaraz..

Desde e 28 de febrero de 1939, Gamarra, el autoproclamado presidente del Perú, cambia la denominación: departamento de Áncash, capital Huaraz.

Comprende desde una franja costera poco accidentada hasta los nevados más altos del Perú en la Cordillera Blanca, luego descender hasta la ribera occidental del río Marañón.


PROVINCIAS



PALEONTOLOGÍA

Yacimiento paleontológico de Yanashallash. es una formación rocosa con huellas de saurios ubicada en Áncash, Perú. De edad albiense (Cretácido Inferior), de hace 115 y 110 millones de años aproximadamente. En estas placas rocosas se preservan un conjunto de huellas muy variado y de buen estado de conservación, destacan las huellas de saurios del suborden Terópodo y huellas más pequeñas pertenecientes a herbívoros.

ARQUEOLOGÍA

Chavín de Huántar. Ubicado en el distrito de Chavín de Huántar, provincia de Huari. Declarado como Patrimonio de la Humanidad en 1985. Fue el centro administrativo y religioso de la cultura chavín, construido y ocupado aproximadamente entre los años 1500 y 300 a. C. Sus estructuras, de forma de pirámide trunca, están construidas a base de piedra y argamasa de barro.



Sechín. Ubicado en la provincia costeña de Casma. Muestra estructuras de barro y piedras que han sido fechadas entre los años 2400 y 2300 a.C. cuya característica más importante es su fachada de bloques líticos decorados con relieves, que representan a “guerreros-sacerdotes” y cuerpos mutilados. Estos edificios se terminaron de construir antes del año 2000 a. C. pero permaneció en uso aproximadamente hasta el 1500 a. C. Es decir, es anterior a la cultura Chavín.


PATRIMONIO NATURAL

Cordillera Huayhuash. Es la segunda cadena montañosa más alta del mundo en la región tropical, después de la cordillera Blanca, inmediatamente al norte. Aunque está ubicada a 120 kilómetros del océano Pacífico, la cresta forma parte de la divisoria de aguas del continente sudamericano; las aguas de la escarpa oriental discurren hacia el río Marañón, principal tributario del Amazonas. Se han identificado 272 especies de plantas, agrupadas en 148 géneros y 55 familias. Hay 61 especies de aves, 14 mamíferos, dos anfibios y dos peces. Luego de las especies de aves amenazadas de extinción han sido identificados. Lagos de color turquesa donde se pueden encontrar truchas. Hay cinco zonas ecológicas en la cordillera entre ellos tenemos: bosque de ribera (Bosque ribereño), monte bajo (Matorral), matorrales y pastizales Puna (Césped y pajonales de puna), bosque de montaña (Bosques de montaña), las turberas y lagos (Lagunas y bofedales).



Parque Nacional Huascarán. Declarado como espacio natural protegido el 1 de julio de 1975, como Reserva de Biósfera en 1977 y como Patrimonio Natural de la Humanidad en 1985. Se extiende en un área de 3.400 km², comprendiendo 434 lagunas, 712 glaciares, profundos valles por encima de la región quechua y 41 ríos que alimentan las cuencas del Océano Pacífico y Atlántico; estas características hacen que sea uno de los parques más importantes del país en potencial hidrológico. Cientos de especies de mamíferos, aves, peces y reptiles han sido documentados, incluyendo muchos que han sido puestos en peligro de extinción y amenaza


DANZAS TÍPICAS

Es tan variada de acuerdo a su configuración geográfica. Entre esta diversidad señalamos algunas:

· Antihuanquillas. Danza ejecutada por 10 o 12 bailarines que visten una monterilla adornada con flores artificiales de colores, máscaras metálicas policromadas, un poncho pequeño, un chaleco de tela oscura y un pantalón azul. Tienen un significado apegado a las guerras incas. Etimológicamente proviene de la palabra “anti-envolvimiento”, es una danza tipo Huanquilla pero traída por los habitantes del Oriente peruano.

· Wancas o Wanquillas. Danzan en el rompe y entrada, en el día central, y en la octava por calles y plazas con mudanza y música tradicional. Los danzantes son los que participan directamente en número de par de ocho, doce o más con vestimenta multicolor.

· Shacshas. Es interpretada por un aproximado de 10 a 20 danzarines y un cautivo en el centro, el cual viste una gorra o atuendo con espejitos o lentejuelas, una cabellera postiza con rulos, una blusa de mujer con vueltas y blonda, pantalón de colores con sus canilleras. Esta danza representa una sátira, en la cual se muestra como los negritos celebran la Navidad por un permiso concedido por el señor hacendado.

· Cuadrillas. Simula la lucha de dos tribus. Los salvajes pretenden raptar a la hija del duende, los anima la caja y el pinkullo, mientras que a la capitana la detienen sus padres y las pallas son alentadas por el arpa y el violín.

· Los Atahualpas. Danza actual traída por los paramongas. Disfraces multicolores con pieles rojas, con un penacho de plumas de pavo que cubre desde la cabeza hasta la espalda, blusa de colores pañuelos y faldas con flecos.

· Los Negritos. Baile satírico, realizado por 8 o más personas. Tiene un acompañamiento de arpa, violín y trompetas con sordina (instrumento para moderar el sonido). Su disfraz compuesto por un terno negro, sombrero adornado con flores artificiales, máscara de madera o cuero. Bailes y pantomimas y las llamadas representaciones.

· Las Pallas, especialmente las procedentes de Corongo.


L I T E R A T U R A

MITOS

MITO DE LOS HUARIS

El Sabio Antúnez de Mayolo, cuando era estudiante, por encargo de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, fue a realizar trabajos de investigación al departamento de Ancash. Al llegar a Conchucos, en el pueblo de Chavín, escuchó de boca de un venerable anciano el “Mito de los huaris” que trata a cerca de la creación del mundo.

Esta es la versión recogida por el sabio:

EL HANA PATSA

Al principio solo existía el humo y la oscuridad era total, indigna; y del humo surgió el Mundo de Arriba, con sus celestiales moradores: el Taita Inti, con su gran cabellera dorada; la Mama Quilla, su esposa, la de la sonrisa de plata; y sus hijas, las Koyllur, alegres en su resplandor. También estaban, entre otros, el terrible Illapa, el que refulge y brama; el colérico Shukukí, el viento fuerte; la jocosa Tamya; y el altivo Turmanyé, siempre orgulloso de sus magníficos colores.

EL KAY PATSA

Del humo brotó luego el Mundo del Medio. ¿Quiénes moraban en él? Las grandes Cochas que serían las primeras pakarinas de los hombres; los altos Orkos o Hirkas donde irían a morar los Auquis; los Rajus con su albina vestimenta de donde incontenible brota el Yaku, fuente primordial de la vida. Todo nació del humo. ¿Sería suficiente? Faltaba más vida indudablemente.

EL URAN PATSA

Por último, del humo surgió el Mundo de Adentro con sus increíbles habitantes. El Yaku hirviente que todo lo consume; Los Kurus que destruyen cuanto tocan; la Sachamama, la gran serpiente de las dos cabezas, con sus hijos los amarus; los pequeños Ichik Ollko, con sus mágicos tambores, quienes con el correr del tiempo conseguirían permiso para aparecer de cuando en cuando en el Mundo del Medio. Finalmente, brotó una raza de gigantes descomunales, eran los Huaris; de piel totalmente roja y descomunales colmillos.

EL PRIMER PATSA KUTI

Hubo una época en que surgió una gran pelea entre el Mundo de Arriba y el Mundo del Medio. Sería un primer Patsa Kuti, cuando se pierde la armonía y todo se descontrola. En consecuencia, vino un gran terremoto, la gran cadena granítica de los Andes se partió en dos con gran estruendo y conmoción, formándose el sagrado valle del hoy Callejón de Huaylas. Cuando volvió la calma, por las grietas que se formaron en los Jirkas, los Huaris curiosos y admirados, subieron al Mundo del Medio y se encantaron al conocer una comarca tan bella, flanqueada por dos altísimas cordilleras. Tan contentos estaban los Huaris, que decidieron quedarse a morar en este mágico lugar.

EL SEGUNDO PATSA KUTI

Al tiempo, del Mundo de Arriba cayó la Tamya como jamás se había visto; llovía inconteniblemente día y noche. Tanto llovió, que el valle sagrado donde vivían los Huaris se inundó completamente. Hubieron huaycos y aluviones, fue un verdadero diluvio. Ante este nuevo Patsa Kuti, los gigantescos Huaris, para salvar su vida, emigraron muy temerosos y con premura al oriente, a poblar las zonas trasandinas de Chavín, Marañón y Huacrachuco. No tomaron en cuenta que abandonaban la zona protegida por las mágicas Cordilleras Blanca y Negra.

LOS NUNAS

Cuando los Huaris abandonaron el valle sagrado de Huaylas, el lugar de su aparición en el Kay Patsa, degeneraron terriblemente. Espantados vieron como algunos se convirtieron en plantas, otros aullando de impotencia viéronse transformados en animales y al fin, cuando sólo quedaba un grupo de ellos, fueron convertidos en hombres de carne y hueso. Estos Nunas, estaban desnudos y sintieron frío. Comprendiendo su situación, humildemente, los hombres se aprestaron a poblar el Kay Patsa, la tierra; en sana armonía con los seres que les rodeaban, plantas y animales; pues recordaban que todos eran hermanos, frutos de un tronco común, descendientes de los fabulosos Huaris.


LA CREACIÓN DEL MUNDO

(Mito recogido de la revista digital Chiquianmarka)

Otra versión del mito de los HUARIS compilado por don José Antonio Salazar Mejía jasm_440@hotmail.com

Mito fundacional del pueblo ancashino. Narración de Santiago Antúnez de Mayolo.

En 1914, Santiago Antúnez de Mayolo, trabajaba en una hacienda de amapola en Monzón, en Huánuco, en donde había llegado gracias a la invitación del señor Juan Loli, alcalde de Monzón. En las noches de tertulia Antúnez de Mayolo escuchaba embelesado las historias que referían los trabajadores naturales de la zona. Y lo que más le interesó fue oír que en Rapayán y en Tintas existían unos enormes edificios que hablaban de la grandez de nuestros antepasados.

–Es que por esas zonas vivieron los primeros hombres que habitaron la tierra. -Le aseguraron los lugareños.

–¿Y es fácil llegar a esos lugares? -Inquirió el sabio.

–Rapayán está acá nomás, es el primer pueblo de Áncash que se alza

sobre el Marañón y Tintash está por Huaycabamba, al frente de Llamellín. -Contestaron.

–Pero hay otro lugar mucho más importante don Santiago. -Terció un rudo

bracero. -Se trata de Chavín que está al inicio de la cuenca del Puchca.

–Si, señor, allí existen edificios enterrados que sabe Dios que tesoros

esconderán. -Sentenció otro tertulio dejando al sabio lleno de conjeturas.

Al final de su contrato, Antúnez de Mayolo retornó a Lima y en 1915 empezó a trabajar para la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Por encargo de dicha casa superior de estudios viajó a Ancash, específicamente a la zona de Conchucos, a realizar estudios de investigación, pues la curiosidad de lo que había escuchado en Monzón, le hacía intuir que podía sacar gran provecho de esa expedición.

Y no se equivocó, él llegó a visitar el Castillo de Chavín de Huántar y fue gracias a sus informes presentados a la Universidad de San Marcos, que años después, otro sabio peruano, después de haber leído sus conclusiones y siguiendo la huella de nuestro paisano, en 1919 visitó el lugar y concluyó luego de numerosas investigaciones que la cultura peruana nació en suelo ancashino. Se trataba de Julio César Tello.

–Oye, Julito, te has llevado el mérito de ser el descubridor de Chavín. -Le

reclamaba en tono amical Antúnez de Mayolo.

–No es eso, Shanticho, yo solo desarrollé tus trabajos. Total, lo bueno es

que en tu tierra está la partida de nacimiento del Perú -Contestaba muy risueño el doctor Tello.

Volviendo a nuestra tradición, en el viaje que Antúnez de Mayolo realizó a mediados de 1915, estando en el pueblo de Chavín, recogió el mito de Los Huaris, que narra la creación del mundo según la versión de los antiguos habitantes de nuestro suelo. Este mito lo escuchó Antúnez de Mayolo de un venerable anciano, que en el quechua de Conchucos le relató lo siguiente:

Al principio, taita, solo existía el humo y la oscuridad era total, indigna; y del humo surgió el mundo de arriba, el Hanan Patsa, con sus celestiales moradores: el Taita Inti, con su cabellera dorada; la Mama Quilla, su esposa, la de la sonrisa de plata; y sus hijas, las Koyllur, alegres en su resplandor. También estaban, entre otros, el terrible Illapa, el que refulge y brama; el colérico Shukuki, el viento fuerte; y el altivo Turmanyé, siempre orgulloso de sus magníficos colores.

Del humo brotó luego el Mundo del Medio, el Key Patsa. ¿Quiénes moraban en él? Las grandes Cochas que serían las primeras pakarinas de los hombres; los altos Orkos o Hirkas donde irían a morar los Auquis; los Rajus con su albina vestimenta de donde incontenible brota el Yaku, fuente primordial de la vida. Todo nació del humo. ¿Sería suficiente? Faltaba más vida indudablemente.

Por último, del humo surgió el Mundo de Adentro, el Uran Patsa, con sus increíbles habitantes. El Yacu hirviente que todo lo consume; Los Kurus que destruyen cuanto tocan; la Sachamama, la gran serpiente de las dos cabezas, con sus hijos los amarus; los pequeños Ichik Ollko, con sus mágicos tambores, quienes con el correr del tiempo conseguirían permiso para aparecer de cuando en cuando en el Mundo del Medio. Finalmente, brotó una raza de gigantes rojos y descomunales, de enormes colmillos, eran los Huaris; los hijos del fuego que domina las entrañas del Uran Patsa.

Hubo una época en que surgió una gran pelea entre el Mundo de Arriba y el Mundo de Medio. Sería un primer Patsa Kuti, cuando se pierde la armonía y todo se descontrola. En consecuencia, vino un gran terremoto, la gran cadena granítica de los Andes se partió en dos con gran estruendo y conmoción, formándose el sagrado valle del hoy llamado Callejón de Huaylas. Cuando volvió la calma, por las grietas que se formaron en los Hirkas, los Huaris curiosos y admirados, subieron al Mundo del Medio y se encantaron al conocer una comarca tan bella, flanqueada por dos altísimas cordilleras, una llena de blanquísimos nevados y la otra con durísimas moles oscuras. Tan contentos estaban los Huaris, que decidieron quedarse a morar en este mágico lugar.

Al tiempo, del Mundo de Arriba cayó la Tamya como jamás se había visto; llovía inconteniblemente día y noche. Tanto llovió que el valle sagrado donde vivían lo Huaris se inundó completamente. Hubo huaycos y aluviones, fue un verdadero diluvio. Ante este nuevo Patsa Kuti, los gigantescos Huaris, para salvar su vida, emigraron muy temerosos y con premura al oriente, a poblar las zonas trasandinas de Chavín, Marañón y Huacrachuco. No tuvieron en cuenta que abandonaban la zona protegida por las mágicas Cordillera Blanca y Negra.

Cuando los Huaris dejaron el valle sagrado de Huaylas, el lugar de su aparición en el Kay Patsa, degeneraron terriblemente. Espantados vieron como algunos se convirtieron en plantas de todo tipo: árboles, arbustos y achupalla. Otros Huaris aullando de impotencia viéronse transformados en animales voladores, rastreros y de los que corren. Finalmente, cuando solo quedaba un grupo de ellos, fueron convertidos en hombres de carne y hueso. Estos Nunas, estaban desnudos y sintieron frío. Comprendiendo su situación, humildemente, los hombres se aprestaron a poblar el Kay Patsa, la tierra; en sana armonía con los seres que los rodeaban, plantas y animales; pues recordaban que todos eran hermanos, hijos de la Patsamama frutos de un tronco común, descendientes de los fabulosos Huaris”.

Santiago Antúnez de Mayolo explicaba que los mitos cuentan bellamente la historia de los pueblos y en este mito fundacional consideró que se encuentra la explicación de cómo se creó el mundo desde la óptica del poblador ancashino. Gustaba mucho de explicarlo y lo hacía con mucha paciencia.

–¿Qué significado tiene el humo doctor? -Le preguntaban.

–Cuando en el mito se habla del humo, se habla del caos. En el Ande, si existe la dualidad caos – armonía que cíclicamente se alternan. El papel de los dioses es restablecer la armonía cuando llega el tiempo del caos, es por ello que se dice que los dioses andinos han sido dioses ordenadores, ponían orden sobre el caos; recién en tiempo de los Incas, al evolucionar la religión andina, se habla de dioses creadores.

–¿Y que son los Patsa Kuti?

Los Patsa Kuti son los tiempos en que reina el caos. Así el primer Patsa Kuti fue de terremotos y el segundo, de aluviones; dos constantes en la

historia del pueblo ancashino.

–¿Hay otros ejemplos del caos en nuestra vida?

–¡Claro! La muerte es un tiempo de caos; y el orden se reestablece luego de cinco días con el pitsqaki. El carnaval es otro tiempo de caos, que dura también cinco días, del sábado carnaval, al Miércoles de Ceniza donde se entierra a Ño Carnavalón. -Y adelantándose a su época sentenciaba:

–Yo no sé porque aún no existían investigaciones científicas sobre la teoría del caos.

–¿Y por qué en el mito se habal también del Callejón de Huaylas?

–El Callejón de Huaylas, es tomado como lugar sagrado por estar resguardado por la más grande expresión de la dualidad andina:

Las cordilleras Blanca y Negra. Mientras los Huaris moran en el Callejón de Huaylas, no les pasa nada; una vez que lo abandonan, la tragedia se abate sobre ellos.

–¿Y qué tiene de especial el Callejón de Huaylas?

–Es un estrecho valle artificial, formado gracias a la presencia de la Cordillera Negra. Esta es una Cordillera única; es un regalo de Dios.

–Es un apéndice de la Cordillera Occidental, nace en Conococha y muere en Macate. Gracias a la Cordillera Negra existe la Cordillera Blanca, porque la primera permite que la nieve se acumule en la segunda al contener los vientos que vienen del mar.

Concluía don Santiago aseverando que la transformación de los Huaris a todo tipo de seres vivientes, incluidos los seres humanos; es para los hombres, una clara señal que no debemos sentirnos superiores a nadie.

–De aquí parte la concepción holística del hombre andino y la conciencia de que todos los seres vivos son sus hermanos. –Concluía don Santiago demostrando toda su sapiencia.

LEYENDAS

Provincia de Yungay

Primera versión

LEYENDA DE HUANDOY Y HUASCARÁN

(De Leyendas peruanas blog de Unknown)

Esta es la historia de Wandy, la bella ñusta hija del cacique de los Huaylas. Ella se enamoró perdidamente de quien tal vez no debió hacerlo nunca: de Huáscar, un apuesto soldado del ejército de su padre. ¿Por qué decimos esto? Porque a raíz de ese amor la preciosa doncella sufrió mucho.

Wandy salía todas las mañanas a observar los ejercicios que hacían los soldados atrás del palacio. Eran fuertes y aguerridos y ella los admiraba. Decían que eran muy bravos en los combates.

Y entre ellos, Huáscar se ganaba la simpatía de la joven desde tiempo atrás. Sin embargo, muy pocas veces se habían dirigido la palabra. Cuando el joven volvía al palacio, luego de sus ejercicios rutinarios, el corazón de Wandy se alborotaba, se alegraba, y más aún cuando Huáscar, al pasar al pie de su ventana, la saludaba sonriente. Un día, luego de sus prácticas marciales, Huáscar decididamente se acercó a ella y le buscó conversación. Hablaron largamente. Y durante los días siguientes continuaron viéndose. Entonces corrió el rumor de que entre Wandy y Huáscar había nacido un gran amor. El rumor llego a oídos del padre de Wandy, a quien no le gustó la noticia, pues tenía entre sus planes casarla con el curaca de un pueblo vecino que le había manifestado su interés por la doncella.

El padre hizo venir a Wandy ante su presencia y, tras una áspera conversación, le prohibió verse en adelante con Huáscar y amenazó con expulsar al soldado de su ejército si continuaban haciéndolo.

Wandy, temiendo verse apartada para siempre de su amado, apenas abandonó el recinto, lo buscó y le pidió huir los dos.

Esa misma noche, burlando la vigilancia de la guardia, escaparon.

Mas un soldado, que retornaba el palacio después de cumplir una misión en lejanas tierras, los vio huyendo por un cerro e informó inmediatamente al cacique, que mandó a sus soldados a capturarlos a como diera de lugar.

Los jóvenes, al darse cuenta de que habían sido descubiertos y que los perseguidores estaban cerca, se separaron un poco para confundirlos. Sin embargo, fueron apresados; y como se resistían a regresar, los soldados los ataron a sendos postes de piedra y retornaron al reino a dar aviso a su señor.

Al enterarse de que habían sido capturados. el padre de Wandy ordenó a sus guerreros dejarlos atados allí por unos días como castigo, que ya él daría la orden para que los trajeran de vuelta.

Los dioses andinos, viéndolos padecer hambre y frío, y conmovidos por las súplicas de los amantes para que no permitieran que los llevaran de vuelta ante la presencia del curaca, decidieron atenderlos.

Y, para eso, los convirtieron en el acto en dos enormes e imponentes nevados de la cordillera, los que, situados frente a frente, serían conocidos como el Huandoy, en recuerdo de Wandy, la bella princesa, y el Huascarán, el pico más alto del Perú, en memoria del valiente Huáscar.

Se dice que de las lágrimas de Wandy se originaría, pasados los años esa hermosa laguna de aguas azulosas, y orillada de verde vegetación, conocida por todos con el nombre de Llanganuco.


Segunda versión

LEYENDA HUANDOY Y HUASCARÁN

(De “Historias, mitos y leyendas de mi región”)

En el reino de la sierra de los Andes, en el valle del Callejón de Huaylas vivían los dioses. El dios supremo, Inti (el sol) tenía una hija llamada Huandoy.

Huandoy era tan bonita como una tierna y fresca orquídea. Su padre pensaba casarla para toda la eternidad con un dios de su belleza similar y sus mismas virtudes. Pero en el corazón del valle, en el poblado de los Yungas, vivía un gentil y valiente príncipe mortal, llamado Huascarán, que se enamoró profundamente de la bonita Huandoy. Ella correspondía al amor del príncipe. Se encontraban a escondidas, eran felices y sentían una gran pasión y ternura el uno por el otro. Cuando el dios padre se enteró de los amores entre su hija y el príncipe mortal, le suplicó que le dejase, que vivir con un príncipe mortal no era conveniente para una diosa. Pero la pasión de los jóvenes era superior a las súplicas del padre, a sus consejos y sermones.

Tan grande fue la rabia que sintió el dios supremo, Inti, ante la fuerza del amor de su hija con un mortal que maldijo esta relación y les condenó hasta la eternidad a vivir separados. Les convirtió en dos grandes montañas de granito y las cubrió de nieve perpetua para calmar su ardiente pasión. En medio de las dos montañas situó un valle estrecho y profundo para que estuviesen totalmente aislados. En su furia, el dios padre, elevó las montañas a una altura majestuosa, con el fin de que los príncipes se pudiesen ver, pero nunca más se llegasen a tocar.

Los enamorados lloran su dolor, funden gota a gota la nieve que les cubre y sus lloros de amor se unen en un lago de color azul turquesa para toda la eternidad. Este lago recibe el nombre de “Llanganuco”.

CUENTOS


Provincia de Bolognesi

PISANAMARÍA

(Cuento popular recogido en el distrito de Canis – Bolognesi del libro "Narrativa oral en la zona Sur de la provincia de Bolognesi)

Cuentan que en tiempos antiguos una mala mujer llamada María dio muerte a su madre de la forma más cruel, y para que nadie supiera de este horrendo crimen, barrió las últimas gotas de sangre caídas en el piso, luego escondió el cuerpo debajo de la tierra.

Con el correr del tiempo, a pesar de su propósito de callar para siempre, su conciencia no pudo soportar los puñales que le agujereaban el corazón, por lo que delató su crimen.

Los hombres del pueblo al enterarse del horripilante crimen cometido por su propia hija, condenaron esta mala acción e indignados no querían ni verla.

La asesina, aislada, ya no teniendo ni qué comer, salió del pueblo por rumbos desconocidos buscando refugio a fin de encontrar la paz y la tranquilidad; pero en ningún pueblo la recibían, por el contrario, todos la odiaban, la maldecían y hasta la arrojaban a palos.

Harapienta, casi desnuda, caminaba sin saber a dónde ir; entonces, comprendió que era la maldición de su madre y estaba pagando su maldad.

Atormentada, casi enloquecida, se arrancaba los cabellos, se lamentaba y cruzando sus manos imploraba al cielo pidiendo perdón. Sus voces no encontraban eco, por el contrario, se perdían ante la indiferencia de todo ser viviente.

De tanto recibir la maldición de las gentes se convirtió en geshia (enfermedad, peste).

Cubierta con su único vestido descolorido por el tiempo, llena de harapos y casi cadavérica, portando una escoba en la mano, se trasladaba al compás del viento, de un lado para otro, y a su paso sembraba la peste, barría todo lo que encontraba. Por eso las gentes la llamaron Pisanamaría.


Cuentan que en plena procesión llegó como un huracán al pueblo de Matara y al ver reunida a la gente, barrió con su escoba de canto a canto y dejó al pueblo convertido en ruinas, sin ningún sobreviviente.

Su fama de exterminio, muerte y desolación se generalizó. Los sobrevivientes hacían plegarias, rogativas y lloraban para no ser víctimas. Por donde pasaba sembraba la epidemia del tifus. Atacados por este mal, hombres, mujeres y niños morían delirando de fiebre.

Su presencia en los pueblos se hacía anunciar dando alaridos de dolor y al ingresar a la población se lamentaba, gemía, gritaba y llorando a gritos empezaba a barrer con su escoba envejecida. A su paso, irremediablemente, la gente moría.

Se dice que pasó por los pueblos que ahora están convertidos en ruinas: Matara (Chiquián), Cushi (Llaclla), Wapchoq (Llaclla-Corpanqui), Jatun Pacocha y Wamanwaka (Canis), Purish (Cajamarquilla), Kurpash (Llipa), Pumallatay y Raján Viejo (Raján), entre otros.

Los pueblos que aún sobrevivían, ya no sabiendo qué hacer ante tantos estragos, al saber que se dirigía hacia Cajatambo, se organizaron y la esperaron en el cañón de Mama Punko, paso obligado para llegar a los demás pueblos.

Los hombres se atrincheraron en la entrada, en la salida y en las alturas del cañón. Ni bien acabaron de esconderse entre las rocas y los arbustos, ella llegó gritando y gimiendo en medio del viento que arrastraba polvo y paja formando círculos como un embudo gigante. Esperaron que avanzara al centro del cañón, allí fue atacada con ferocidad por ambos costados y desde las alturas. Tratando salir de la emboscada corría de uno al otro extremo dando alaridos ensordecedores. Acorralada, ya no teniendo escapatoria, aceptó su derrota, momento en que sus atacantes acabaron con ella.

Así dieron fin a la peste y al exterminio causada por esta mala mujer. Los hombres vengaron la muerte de su madre y cumplieron con la maldición que llevaba sobre sus hombros Pisanamaría.


LOS ANIMALITOS DE LA PRIMERA NAVIDAD

(Cuento presentado al I Concurso NacionL de Cuentos, Poesías y Ensayos pedagógicos organizado por el Colegio de Profesres del Perú 2022)


Isaac Percy Antonio Huamán Inchicaqui

Huarmey, Ancash


Esa noche el burrito y su burrita, el torito y su vaquita, dormitaban en una cueva que hacía de corral. Como cada día, sus vidas sencillas lo habían dedicado al servicio de la familia humana al cual pertenecían, pero también habían sido pastoreados por ellos en un fresco pasto. El grupo de ovejas, abrigadas por su abundante lana, también dormitaban pero fuera del corral, cerca de la puerta.

La vaquita, echada sobre un montón de paja, de pronto les pregunta:

- ¿No son pisadas de humanos las que se están acercando?

El torito sorprendido le dice:

- ¿Estás hablando en humano, mi vaquita? ¡Dime cómo lo has hecho¡

- Eres tú el que estás hablando en humano... -le responde la vaquita, pero pronto se da cuenta que ambos lo estaban haciendo- ¡Huy... estamos hablando en humano!

La burrita interviene presurosa:

- Me parece sorprendente lo que nos está pasando; podemos pensar y hablar como humanos. ¿A qué se deberá este prodigio?

El burrito que ya estaba dormido despierta por los murmullos, y creyendo que el nuevo día se aproxima se alista para su primer rebuzno en este nuevo día. Por la puerta del corralito, a paso lento, aparecen dos humanos.

- ¡Cállate! ¿No ves que son humanos los que están entrando? la de su propio rebuzno, mientras la burrita tapándole la boca, con voz muy bajita le ordena:

- ¡Cállate! ¿No ves que son humanos los que están entrando?

El burrito casi se desmaya al escuchar hablar en humano a su burrita, al ver algunas ovejas asomarse por el portal en actitud de sospechosa curiosidad, y más aún, al escuchar y entender la conversación de los humanos:

- Este corralito es abrigado, María... aquí podrás dar a luz.

María, la joven mujer que entra, recuerda el anuncio de aquél ángel. Ella había encontrado el favor de Dios por su condición humilde y tendría un hijo que sería llamado Hijo de Dios Altísimo.

- Así es José. –le responde- Si así es la voluntad de Dios Padre, en este humilde pesebre, aquí nacerá. Nosotros solo somos sus servidores.

José acomoda a María al fondo de la cueva, sobre las pajitas calientes que la vaquita gustosa le ha cedido. Ella está cansada por la larga caminata buscando un hospedaje, pero sobre todo, porque está embarazada y ha llegado el momento de dar a luz.

De pronto escuchan una melodía tan suave como el silbido del viento que cada vez va aumentando en volumen. La melodía es ya como el trino de las aves del campo, pero luego ruge como una majestuosa sinfonía que les invade de alegría el corazón y el espíritu.

Todos se quedan extasiados, humanos y animales, y más al ver aparecer a aquellos seres de vestidura tan resplandeciente que iluminan a la cuevita convirtiéndolo en un pedacito de cielo. Con sus voces melodiosas ya no solo entonan música celestial, sino que inundan de un mensaje cada pensamiento y sentimiento de los presentes: “Gloria a Dios en lo más alto del cielo, y en la

tierra, gracia y paz a los hombres”.

Los nobles animalitos se sienten privilegiados al considerarse testigos de este portentoso acontecimiento. Pero el torito ya no solo quiere ser testigo sino sentirse parte en este paraíso terreno y se une al coro. Es seguido por su vaquita, lo imita el burro y la burrita, y también las ovejas que han ingresado al pesebre. Una tierna ovejita inútilmente intenta ingresar al pesebre queriendo unirse al coro; la pobre cojea, es coja de nacimiento.

María aún permanecía recostada sobre las pajitas cargando entre sus brazos al recién nacido. José parado junto a ellos les contemplaba complacido, embelesado por la tierna sonrisa del niño. La ovejita coja se fija en esa tierna sonrisa que le parece estar dirigida hacia ella, y con pasos decididos, ya sin cojear, sanada, avanza y se une al coro que entonaba aquel himno de alegría plena.

Cuando los ángeles culminan con su alabanza se retiran para anunciar esta buena noticia a los humildes pastores, que por cuidar a sus rebaños duermen por las cercanías. Al retirarse los ángeles, los animalitos han seguido observando la escena, pero ahora en silencio, pues sus voces nuevamente ya solo balan, mugen y rebuznan.

Momentos después llegan presurosos los pastores, y encuentran al nacido envuelto en pañales, acostado sobre las pajitas, tal como los ángeles les habían anunciado. Adoran al niñito y luego se retiran glorificando y alabando a Dios, mientras los animalitos continuaban acompañando a la familia, pero como mudos testigos.

El niño Jesús premió a aquellos animalitos, motivando a quienes recuerden su nacimiento, para que junto a las imágenes del Niño Jesús, María y José coloquen las imágenes de aquellos animalitos, testigos privilegiados de la primera navidad.


RECUERDA: La humildad es un estilo de vida que nos anima a conocer nuestra propia realidad y limitaciones, para usarla por el bien de los demás, generando en ellos, confianza y agradecimiento. Por la humildad se alcanza el favor de Dios (Eclo 3, 18), como cada personaje de la lectura, quienes nos animan a hacer de nuestro corazón, tan humilde como el mismo portal de Belén.


EL GALLO FURIOSO

Cuento presentado al I Concurso NacionL de Cuentos, Poesías y Ensayos pedagógicos organizado por el Colegio de Profesres del Perú 2022)


Doris Rebeca Rosales Huerta

Huarmey, Ancash


Había una vez un perrito llamado Rocoto” y era su primer día en casa de su nueva familia. El cachorro se aventuró a conocer la casa. Caminó por el huerto, pasó entamente por el patio y llegó al corral de las gallinas y cuyes. Una gallina lo descubrió y se asustó. Lanzó un fuerte cacareo de alerta seguida por las demás gallinas, armándose una gran bulla. Salió el gallo y se enfrentó a Rocoto lleno de furia, gritándole: ¡Fuera de aquí perro!, ¡vete ya!

Ya iba a atacarle cuando Rocoto, sin perder la calma y su buen trato, le respondió:

- Me iré de su corral, mi buen amigo gallo, pero no de la casa. El amo me ha traído aquí, para cuidarles de sus enemigos.

El gallo pensó y recordó, que al salir a la chacra vecina para picotear hierba y comerse unos ricos nutritivos gusanitos, su familia vivía amenazada por los gavilanes y zorros. Y este cachorro pronto crecerá, y sí les defendería.

Las gallinas ganadas por la curiosidad querían escuchar la conversación entre Rocoto y el gallo, y se acercaron hacia ellos, muy calladitas. La abuela, quien también había escuchado el bullicio, llegó alarmada, pero encontró el corral calmado. Se llevó a su cachorro-mascota, mientras decía:

- Vamos Rocotito, llevemos a Hueta-la oveja a su pasto.

Rocoto junto a su ama fueron llevando a la oveja, mientras tanto la oveja sorprendida por el nuevo miembro de la familia caminaba sigilosa junto a ellos, aunque de rato en rato hacían notar su incomodidad por el cachorro.

Mientras tanto, el gallo y las gallinas no salían de su asombro, y más cuando escucharon a Rocoto:

- ¡Recuerden, estoy aquí para cuidarles! ¡Quiero ser el amigo y guardián de ustedes!

Las gallinas recibieron con agrado esa buena noticia, entonces, todas juntas y en coro, cuestionaron al gallo por su conducta violenta, quien avergonzado prometió ser un buen amigo del cachorro protector.

RECUERDA: Si alguien te ofende, aun con violencia, responde sin ofensa, y mejor aún, haciéndole un bien. Habrás vencido un enemigo y ganado un amigo.



“EL VIEJO PANEL SOLAR”

Cuento presentado al I Concurso NacionL de Cuentos, Poesías y Ensayos pedagógicos organizado por el Colegio de Profesres del Perú 2022)


Gregorio Vásquez Valera

Casma - Ancash


Había una vez una pequeña escuela, ubicado en los andes centrales del Perú. “Culculbamba” era como se conocía al pintoresco rinconcito serrano de nuestra historia.

Juan, el profe, había estudia electrónica cuando era joven pero, no pudo ejercer su carrera, y se estaba desempeñado como profesor, de ahí su sobrenombre.

Una noche de domingo del 2020 se encontraba sentado frente al televisor cuando el periodista anunció que en breves minutos el Presidente de la República daría un mensaje a la nación. Al escuchar las disposiciones dadas por el mandatario, todos se miraron y en sus pupilas se dibujaba un haz de incertidumbre.

Juan, con un nudo en la garganta atinó a decir que todo estará bien y sin decir más palabras se sentaron a terminar de ver la programación. Se trataba del mensaje a la nación que anunciaba el inicio de la cuarentena general en el Perú. Medida tomada por la pandemia del COVID 19 a nivel mundial.

Pasaron los días, las semanas y los meses y solución a la pandemia no había al contrario se iba agudizando más, y así un día como de costumbre el recibo de luz colgaba en la rendija de la puerta. Juan abrió lentamente el documento y en su rostro se dibujó la desesperanza.

¿Cómo podremos pagar cuatro meses de deuda?, además su sueldo había sido recortado por motivos de la suspensión de labores, se sentó a pensar en una solución hasta que con determinación afirmó: ¡Haremos un plan de ahorro de energía eléctrica! y así amaneció pegado en la cocina un cartel:

ROL DE USO DE LA ELECTRICIDAD

Prenderemos las luces a partir de la 7:00 pm.

Mantendremos las ventanas abiertas para que la luz solar ilumine.

Veremos la televisión solo para las clases de “Aprendo en Casa”.

Nos turnaremos para usar la computadora.

Era difícil acostumbrarse al nuevo horario, sobre todo para los pequeños de la casa. Paso un mes y el consumo no se había reducido, entonces Juan se puso a revisar las conexiones eléctricas sin encontrar nada fuera de lo común ahora qué hacer, cómo se podía reducir el consumo y sin más remedio se fue a dormir.

Aquella noche soñó con su abuelo que había fallecido hace mucho tiempo, en aquel sueño se encontraba recostado en sus rodillas del abuelo y juntos miraban como el sol se ocultaba entre los cerros de Pirhamaca y Chonta, después de disfrutar el atardecer andino decidieron que ya era hora regresar. La casa permanecía oscura y de un de repente se hizo se hizo una pequeña luz, pero era una luz de color amarilla que provenía de un foco pequeño, entonces el pequeño Juan, que aún permanecía mirando el pequeño foco pegado en la viga pidió: ¡Abuelo!, ¿Cuéntame la historia de tu luz?, el abuelo se sentó en su silla de madera y empezó a contar, cuando era joven, el pueblo no tenía luz eléctrica, cuando llegaba la noche prendían el mechero que estaba hecho deun tarro de leche, con un trapo de tela empapado con kerosene, cansado de vivir con esa luz tan perjudicial para nuestra salud, decidí trabajar muy duro y me fui hasta las minas de Consuso, ahí estuve por varios meses trabajando muy duro para reunir el dinero suficiente para comprar un panel solar. Trabajé día y noche hasta que logró conseguirlo, tuve que cargarlo por más de 10 horas hasta el pueblo, cuando llegué se hizo una gran fiesta porque gracias a mi esfuerzo la gente podría cargar sus baterías y alumbrarse en sus casas sin contaminación por tanto humo que producía el mechero. Juancito que ya estaba cansado abrazó a su abuelo y antes que se duerma prometió que algún día lograría que la luz amarrilla sea blanca como el sol y la gente del pueblo de nuevo celebrara su hazaña.

Al día siguiente reunió a su familia, contó su sueño y decidieron cubrir el techo de la casa con el viejo panel solar, cuando se dispuso conectar los cables para cargar las baterías un fuerte olor a quemado se sintió. Juan que había visto el esfuerzo de su familia, no permitiría que se acabara así sus ilusiones entonces reviso las conexiones y descubrió que sólo era que se había equivocado en poner los cable positivo con el negativo, se pusieron a probar de nuevo y después de esperar que cargue la batería y conectarlo a un transformador de corriente prendieron la luz. ¡Éxito!, ¡Éxito! gritaban y bailaban de alegría, ¡El panel del abuelo funcionaba! La noticia del panel solar corrió rápido por el pueblo. El vecino Alcides, recordó que también tenía un panel solar que su abuelo lo usaba cuando era joven, recordó que su abuelo le contaba que el panel solar había sido cambiado por una yunta de toros y tuvo que cargarlo desde el pueblo vecino. Se pusieron a buscar el panel, él y su esposa buscarían por el primer piso, sus hijos en el segundo piso, pero nadie lo encontraba. Cuando llegó la tarde se le ocurrió ver en el terrado de su casa y en una esquina estaba parado esperando nuevamente a ser encontrado, cuando lo llevó a revisar vieron que estaba quemado los yodos.

Antonio se puso a buscar el viejo panel que tenía su padre, los buscoó por horas sin poder encontrarlo y decidió preguntar a su esposa, pero como ella era muy joven no sabía de lo que estaba hablando, entonces Antonio hizo un descripción del objeto buscado, ella recordó que un día encontró una tabla de vidrios con muchas conexiones negras y decidió ponerlo en el techo del gallinero, al encontrarlo vieron que estaba roto de una esquina y después de limpiarlo llegaron a la conclusión de que necesitaban piezas para poder repararlo y ahora a quién recurrir para las reparaciones.

El alcalde al ver la necesidad de la ayuda técnica para reparar los paneles solares, decidió apoyarlos y contratar los servicios de Juan para poner en funcionamiento los paneles solares. Ahora Juan, el profe, tenía un pequeño taller

en donde la gente del pueblo acudía con sus viejos paneles solares para ser reparados y así poder usarlos nuevamente. Al cabo de unos días el pueblo de Culculbamba, ya contaba con paneles solares en los techos, que les permitía combinar la energía eléctrica con la energía solar y así poder ahorrar energía y dinero en estos tiempos de pandemia.

Al caer la noche y estar durmiendo Juan el profe, volvió a soñar con su abuelo quien lo abrazaba fuertemente por cumplir con su palabra.



EL GALLO FURIOSO

Cuento presentado al I Concurso NacionL de Cuentos, Poesías y Ensayos pedagógicos organizado por el Colegio de Profesres del Perú 2022)


Rosales Huerta Doris Rebeca

Ancash


Había una vez un perrito llamado Rocoto” y era su primer día en casa de su nueva familia. El cachorro se aventuró a conocer la casa. Caminó por el huerto, pasó lentamente por el patio y llegó al corral de las gallinas y cuyes. Una gallina lo descubrió y se asustó. Lanzó un fuerte cacareo de alerta seguida por las demás gallinas, armándose una gran bulla. Salió el gallo y se enfrentó a Rocoto lleno de furia, gritándole: ¡Fuera de aquí perro!, ¡vete ya!

Ya iba a atacarle cuando Rocoto, sin perder la calma y su buen trato, le respondió:

- Me iré de su corral, mi buen amigo gallo, pero no de la casa. El amo me ha traído aquí, para cuidarles de sus enemigos.

El gallo pensó y recordó, que al salir a la chacra vecina para picotear hierba y comerse unos ricos nutritivos gusanitos, su familia vivía amenazada por los gavilanes y zorros. Y este cachorro pronto crecerá, y sí les defendería.

Las gallinas ganadas por la curiosidad querían escuchar la conversación entre Rocoto y el gallo, y se acercaron hacia ellos, muy calladitas. La abuela, quien también había escuchado el bullicio, llegó alarmada, pero encontró el corral calmado. Se llevó a su cachorro-mascota, mientras decía:

- Vamos Rocotito, llevemos a Hueta-la oveja a su pasto.

Rocoto junto a su ama fueron llevando a la oveja, mientras tanto la oveja sorprendida por el nuevo miembro de la familia caminaba sigilosa junto a ellos, aunque de rato en rato hacían notar su incomodidad por el cachorro.

Mientras tanto, el gallo y las gallinas no salían de su asombro, y más cuando escucharon a Rocoto:

- ¡Recuerden, estoy aquí para cuidarles! ¡Quiero ser el amigo y guardián de ustedes!

Las gallinas recibieron con agrado esa buena noticia, entonces, todas juntas y en coro, cuestionaron al gallo por su conducta violenta, quien avergonzado prometió ser un buen amigo del cachorro protector.

RECUERDA: Si alguien te ofende, aun con violencia, responde sin ofensa, y mejor aún, haciéndole un bien. Habrás vencido un enemigo y ganado un amigo.


H I S T O R I A

LOS WARIS Y YARUS O LLACUACES: PRIMEROS POBLADORES DE LA ANTIGÜEDAD EN LA REGIONES HUÁNUCO, ANCASH (PROVINCIA DE BOLOGNESI)

Manuel L Nieves Fabián

Hablar de los Waris y Yarus o Llacuaces es un tema apasionante, ya que nos aproxima a conocer a nuestros más cercanos antecedentes, es decir a los hombres primitivos más cercanos que poblaron los andes centrales y específicamente los territorios del flaco occidental de la cordillera del Huayhuash (Ancash, Cajatambo en el departamento de Lima), y los departamentos de Huánuco, Pasco y Junín. En un resumen apretado y recogiendo las fuentes de investigación de peruanos y extranjeros dedicados al estudio de estos temas, ricos en mitos, leyendas e historia esbozamos estas líneas para ser enriquecidas. ANTECEDENTES DE LOS WARIS Wari o Huari, los dos términos son aceptables. Wari fue una civilización andina que floreció según los estudiosos desde el siglo VII hasta el XIII d. c. Se expandieron, por el norte hasta el actual departamento de Lambayeque, por el sur hasta Arequipa y Cusco. Luis Guillermo Lumbreras manifiesta que los waris habrían poblado los actuales departamentos de Cajamarca y Lambayeque por el norte, y Cusco y Abancay por el sur. Sobre el origen de los waris hay diversas teorías. Veamos: El cronista Pedro Cieza de León dice que al preguntar a los indios sobre el origen de los waris, ellos contestaban que eran “otras gentes barbadas y blancas como nosotros, los cuales, mucho tiempo antes que los ingas reinasen, dicen que vinieron a estas partes e hicieron allí su morada”. Decían que rendían culto al Dios Llorón, representado en la Puerta del Sol tiahuanaquense. Los investigadores Ponce Sanginés y Lanning afirman que los tiahuanaquenses invadieron militarmente a los waris y allí se establecieron produciéndose de esta manera un mestizaje cultural. Tiahuanaco influyó notablemente a través de su política y religión, mientras que Wari, ubicado en el departamento de Ayacucho, era un pueblo avanzado militarmente. El investigador Conrad asegura que el centro de todo el fenómeno del Horizonte Medio estaba en Tiahuanaco Por su parte Lumbreras también manifiesta que los tiahuanaquenses habrían establecido colonias en Ayacucho. Augusto Cárdich plantea que un cambio climático intenso, hacia el año 600 de nuestra era, produjo un frío intenso en las alturas altiplánicas para que los Tiahuanaco invadieran el territorio Wari. Así mismo plantea que otro cambio climático fue el causante para el colapso de la cultura Wari, es por ello que salieron a diferentes regiones para poder abastecerse. ¿QUIÉNES FUERON LOS WARIS? Los waris según las declaraciones de los yachaq (ciudadanos principales, reconocidos y conocedores de la cultura de sus pueblos), dicen que fueron los primeros habitantes que llegaron a estas tierras desde el altiplano, en tiempos inmemoriales. Habitaron las zonas medias y bajas, y se dedicaron a la agricultura. Decían que con solo mirar hacían sementeras y abrían acequias. Tenían la capacidad de convertirse en aves y su canto indicaba que vendrían a devorar humanos o presagiaban la muerte de alguien. Otros manifestaban que habían salido de su pacarina denominada Yarupajá y poblaron la tierra. Esas dos afirmaciones no se contradicen, puesto que durante la decadencia de la civilización Wari, ya sea porque los pueblos bajo su control alcanzaron su apogeo y se independizaron o porque hubo un intenso cambio climático, ellos llegaron del sur buscando mejores tierras y mejores condiciones de vida. El mito de la salida de las ocho ventanas del Yarupajá son versiones en tiempos posteriores. En algunos relatos, tanto waris como llacuaces sostienen la misma versión. Así, el yachaq Andrés Chaupis Yauri del ayllu de Otuco (Huanri-Ocros-Ancash) declaró ante el extirpador de idolatrías, Bernardo de Noboa, el 5 de julio de 1656, que había escuchado a sus abuelos que los waris eran hombres procedentes de una nación. Se distinguieron por ser gigantes con barbas que salieron del Yarupajá, el nevado más grande que se encuentra entre Ancash, Huánuco y Lima. Decía que este nevado tenía ocho inmensas puertas o cuevas, de donde partieron en diversas direcciones para poblar la tierra. Llegaron a Yumay Purac (alturas de Mangas), de allí se dirigieron a Cusi, luego a Llaclla, después a Canis y finalmente a Otuco (Raján Viejo) que pertenece al centro poblado de Huanri, que se encuentra más abajo de Raján. Por su parte el yachaq Domingo Rimachi, alcalde ordinario del ayllu de Allauca del pueblo de Santa Catalina de Pimachi (Ocros-Ancash) dijo que los waris no eran originarios de esa zona, sino que habían llegado procedentes del altiplano, desde el Titicaca, donde nace el sol. Los Waris construyeron las paterías de las chacras e hicieron las acequias o canales de regadío, y uno de estos tenían dos caras, una atrás y la otra delante que se llamaban Gurris ascayes. Estos comían gente, tanto a muchachos e indios. María Rostworowski sostiene que los guaris o llactayoc fueron los habitantes más antiguos de las regiones serranas y ellos “…decían provenir de antiguas poblaciones yungas que habían subido desde el litoral hacia la sierra en tiempos remotos”. (AAL, Idolatrías, Leg. V, Exp. 3, año 1655, AAL, Leg. 11, Exp. 12, año 1652) QUIÉNES FUERON LOS YARUS Los yarus, yaros o llacuaces decían ser pueblos ganaderos que salieron de la altiplanicie del Titicaca y poblaron gran parte de las punas o jalcas de los hoy departamentos desde Abancay hasta Piura. Decían que eran invisibles, aunque a veces se dejaban ver, y andaban por debajo de la tierra. Para María Rostworoski “los llacuaces fueron grupos dispersos que habitaron: Huarochrí, Jauja, Atavillos, Ancash, Cajatambo, Recuay y Cajamarca”. El yachaq Domingo Rimachi alcalde del pueblo de Santa Catalina de Pimachi (Ocros-Bolognesi) decía que había escuchado a sus antepasados que los llacuaces fueron de una nación que siempre vivieron en las punas, ellos se aparecían de improviso, eran invisibles y andaban por debajo de la tierra. Los waris los llamaron a los invasores de sus tierras con el mote de Llacuás o Llacuash que significa despectivamente grosero, cerril, semisalvaje. De modo que Yaru o Llacuash, indistintamente es uno solo. En su viaje itinerante, unos grupos se asentaron en algunos lugares formando los atuncuracazgos, como es el caso de los Chinchaycochas que habitaron la meseta de Bombón en Junín, los Yarush, se establecieron en Pasco y los Yaruwilka, en Huánuco. Por eso, hay otras versiones posteriores que manifiestan que los llacuaces llegaron a las punas de estas tierras procedentes de las altiplanicies del Bombón (Junín) y se dedicaron a la caza, la crianza y el pastoreo de camélidos La invasión, el desarrollo y el predominio de los Yarus se habría dado entre los años 1,300 y 1,400 años d.C. La gran nación Yarowilka estuvo formado por un conjunto de pequeños reinos. Tuvo un desarrollo cultural y socioeconómico avanzado. Su centro principal posiblemente estuvo ubicado en el Alto Marañón y según Augusto Cárdich pudo ser inicialmente Lauricocha. Con el correr del tiempo, debido a la carestía de pastos para sus animales bajaron a lugares óptimos y como consecuencia trasladaron parte de sus recursos y población hacia Allauka-Huánuco, es decir a los pueblos de la margen derecha del río Orgomayo, hoy conocido como río Vizcarra. LOS WARIS: ASPECTO RELIGIOSO Para los waris, Wari era el dios civilizador y su divinidad era Wiracocha. Domingo Rimachi declaró a los extirpadores de idolatrías “que los waris eran de una nación de gigantes barbados a quienes los creó el sol”. El visitador de idolatrías don Estanislao de la Vega Bazán recogió el siguiente testimonio que Wari era el dios creador del universo que tenía gran capacidad de mutación. El dios Wari tomaba la forma de humano gigante y bien dotado físicamente. En Huanri (Ocros -Ancash), los waris tenían dos «mallquis» o esqueletos fosilizados, ídolos llamados Yana Ambra que eran adorados cuatro veces al año. Antes de la Navidad, fechas en la que limpiaban sus acequias. Para estas fiestas, antiguamente, desde Otuco enviaban ofrendas, ya “sea cuyes, coca, molle, sebo, plumas del hasto tucto”. La otra fecha era en el mes de enero donde hacían honras a los dos Libiac. Los waris también manifestaban que sus muertos descansaban en el lugar llamado Waricocha o laguna de los waris. Finalmente, Alonso Callan Poma (curaca de Mangas- Bolognesi), Ana Vequechu y los especialistas religiosos, Pedro Rimay Chaua y Violante Quillay declararon ante el Visitador Bernardo de Noboa que sus mallquis Cóndor Tocas y a su hermana o reina Coya Warmi, llegaron a Cotos (Mangas-Bolognesi-Ancash) en épocas remotas. El curaca Callan Poma de Mangas afirma: «que los ynguaris que son de su parcialidad y ayllo [fueron] sus primeros progenitores y que sus mallquis tuvieron su pacarina y nacimiento y desendieron del mar y de allá vinieron a procrear [a] la gente de su ayllo”… Los especialistas religiosos de Alonso Callan Poma declararon en presencia de los visitadores que ellos adoraban a sus mallquis. Al referirse a Coyawarmi, hermano de Condortokas, cantaban: QUECHUA Machapita yarcamur canquin cusi cayanman, Llaclla cayanman, Pisarcutaman, lucmahuaitahuan, pacayhuaitahuan, ratamurcanqui Coyawarmi, paniquiuan TRADUCCION Saliste del mar (de la gran cueva) llegaste hasta Cusi, llegaste hasta Llaclla y arribaste a Pisarkutan adornado con flores de lúcuma, adornado con flores de pacay, así llegaste, Coyawarmi, con tu hermano
LOS YARUS O LLACUACES: ASPECTO RELIGIOSO
Para los Yarus o Llacuaces, habitantes del lado oriental del Yarupajá (Huánuco), su dios era Yana Ramán o sea el dios Rayo que había caído del cielo en el nevado de Raco, en la Pampa de Bombom. Para los Llacuaces del lado occidental del Yarupajá (Ancash y Lima), su dios Libiac Cancharco tenía su morada en el Apu Yarupajá, y salió de ese lugar, desde sus ocho inmensas puertas o ventanas, en su misión de poblar estas tierras. Tanto Yana Ramán como Libiac Cancharco son el mismo dios, el Dios Rayo. Existen diversos mitos sobre el origen de los llacuaces: Pierre Duviols (1974- 76: 291), en su investigación, encontró que un pueblo llacuas contaba que un rayo orinó en un hoyo junto al cerro de Huariaca, en Cerro de Pasco, y de ahí procedían todos ellos. En los estudios realizados por Huertas Vallejos (1978: 6,7), se consigna la versión en la que el dios Libiac Cancharco había caído del cielo en forma de rayo al gran nevado Yarupajá, donde crió a sus hijos, los cuales salieron de dicho lugar por "ocho puertas de grandes cuevas". Augusto Cárdich manifiesta tener en su poder un Legajo de 29 páginas de los testimonios levantados por el bachiller Juan Bendiel de Salazar, Juez visitador de Idolatrías, en el pueblo de Cauri en el año 1615, y difunde la versión de Francisco Macarpari, yachaq de la localidad de Cauri del ayllu de Yachas (Huánuco), quien en su declaración hecha el 9 de marzo de 1615 explica el origen mítico-andino del dios Yana Ramán, es decir del dios Rayo. Dice que, en los bailes de la llaspa, la upaca, la yrigua y la llamaya invocan y adoran a Yana Ramán, el mismo que tuvo su origen en el pueblo de Guacras, de la parcialidad de los chucas. Narra que el indio Atunchuca, cuando un día andaba cazando vicuñas y venados en el cerro de Racco ubicado en la meseta de Bombom encontró una criatura que había caído del cielo llamado Yana Ramán. Como Atunchuca no tenía hijos lo llevó a su casa. Dentro de cinco días el niño había crecido y ya podía apacentar las llamas. Como Atunchuca tenía una gran cantidad de llamas entregó a Yana Ramán para que los cuidase. En su trabajo diario de pastoreo Yana Ramán se convertía en puma y se los comía a las llamas. Atunchuca al conocer la noticia que sus ganados en vez de aumentar disminuían, envió un mensajero para que Yana Ramán devolviese todo el ganado. El joven devolvió el ganado, luego se marchó. Aunque le llamaban no quiso volver. Los ganados, a pesar de estar bien encerrados dentro del corral saltaron los muros y se fueron tras Yana Ramán. Por su parte Atunchuca fue tras su ganado hasta el cerro llamado Pumas Catac, donde Yana Ramán encontró a sus hermanos Carguapincollo y Carguamachaguay. Yana Ramán al notar la presencia de Atunchuca, muy enojado, le dijo que se llevase sus ganados. Atunchuca así lo hizo, y cuando volvía a su casa vio que los hermanos se habían convertido en piedra en el lugar llamado Yanacallán. Este lugar también recibe el nombre de Yana Raman Libiac Cancharco, nombre dedicado al rayo. Con esto dan entender que Yana Ramán y Libiac Cancharco son una misma persona. Andrés Chaupis Yauri, fiscal del ayllu de Otuco aclara mucho más sobre Apu Libiac Cancharco y sus mallquis o ídolos. Dice: Sus mallquis eran sus mayores ídolos y para ellos les hacían sus chacras y tenían sus colcas. Las ofrendas eran para sus mallquis como la Saramama que era el ídolo común y otros ídolos. La historia de estos mallquis según había oído decir a sus antepasados era que Apu Libiac Cancharco había caído del cielo como un rayo y tuvo muchos hijos, los mismos que fueron enviados a diferentes lugares: Libiac Choquerunto y Libiac Caruaruntuy fueron los primeros progenitores del ayllu de Chaupis Osirac Otuc; Libiac Raupoma y Vichupoma, del ayllu de Xulca; Libiac Nauin Tupia y Libiac Guac Tupia, del ayllu Allauca. A todos estos conquistadores llacuaces, cuando los envió el Apu, su padre, les entregó un poco de tierra para que llevasen para conquistar tierras donde viviesen. El gran Apu Libiac Cancharcu les dijo: Donde encuentren tierra semejante a la que llevaban, allí se quedarán, porque en ese lugar tendrían comidas, bebidas y haciendas. Los conquistadores, cuando llegaron a Mangas, los indios no quisieron recibirlos, por eso se pasaron a Guancus (o Huancus, una pampa en el camino de herradura de Carhuajara a Corpanqui). Allí los recibieron con muchos agasajos y permanecieron durante un año. Habiendo cotejado la tierra que llevaban con los de Guancus, no era igual, por eso se fueron con dirección a Otuco (debajo de Raján). Desde la altura enviaron a un muchacho con una llama para pedirles alguna «millcapa» y comida. Los indios que vivían en estos dos pueblos y sus chacras eran del ayllu Guari Guachancho y Taruca Chancho. Estos indios mataron al muchacho y despellejaron a la llama aún viva y así se la devolvieron. Ante esta afrenta, los llacuaces bajaron hasta donde estaban estos dos ayllus y al encontrarlos bailando a los Wari Libiac con tambores y pincullos, enviaron a un indio convertido en un pajarillo llamado chuichu, el cual iba cantando chuichu; entonces, los del ayllu de Guari Guachancho dijeron que estos llacuaces son unos cobardes, por no venir ellos mismos envían a este chuichu. Ante esta ofensa, los llacuaces armaron una tempestad de neblinas espesas, negras con unos inmensos granizos como fuegos grandes e ingresaron con furia (…) y mataron a todos los indios que vivían en estos ayllus. Dueños del pueblo ya conquistado le quitaron sus chacras, sus haciendas y sus comidas. Sólo dejaron vivos a Marca Cuipac y a su hermano Paria Putucac por haberse humillado. Cuando murieron estos conquistadores, sus cuerpos fueron enterrados en cuevas o machays cuidadosamente cubiertas con barro. En la primera cueva estaban los cuerpos de Choqueruntu y Carwaruntuy con toda su familia. En la segunda bóveda estaban los cuerpos de Libiac Raupoma y Libiac Uchupoma, con toda su familia. En la tercera bóveda estaban los cuerpos de Libiac Nawin Tupia y Libiac Guac Tupia, con toda su familia. Los yarus manifestaban que su pacarina se encontraba en el lago Titicaca que antiguamente se llamaba Yaru Titicaca, o Yarucu, o simplemente Yaru, que su creador había sido el dios Rayo. Los yarus decían que, al morir, los espíritus de sus muertos se iban a descansar al Titicaca, al mundo denominado Upaymarka. Por eso los yarus afirmaban que el machay (cueva) donde descansaban sus mallquis (momias) era en lugar llamado Yarucocha o laguna de los yarus.
EL CERRO RACO, LA MACA Y LA WANKA: DIOS DE LAS COMIDAS
Waldemar Espinoza Soriano en el artículo “La Etnia Chinchaycocha hasta 1635”, entre otras cosas dice; que los waris adoraban a sus huacas, mientras que los yarus o llacuaces adoraban a sus mallquis o muertos momificados, especialmente a Libiac Cancharco o Yana Ramán que era el dios Rayo caído del cielo. Le convidaban la cuca-aswa, es decir, la chicha, con la creencia que sus muertos estaban sedientos ya que sus cadáveres se mostraban secos, además le llevaban los primeros frutos, las primeras mazorcas de maíz, que eran quemados en señal de ofrenda. En Junín, el centro sagrado era el cerro Raco, un cerro gordo en forma de cono y muy parecido a la maca; además, ya dijimos que Raco fue el cerro donde cayó Yana Ramán, el dios Rayo. Los Chinchaycocha sostenían que la maca, un tubérculo muy tonificante, habría tenido su origen en Raco, por tanto, Raco era considerado como el dios de las comidas. En las épocas de sembrío le llevaban como ofrenda muchos alimentos. Para simbolizar a Raco, en sus chacras o parcelas, plantaban una piedra larga denominada huanca que representaba a Raco. Pensaban que estas huancas eran seres vivos, petrificado, como consecuencia tenían hambre, por eso les convidaban panes confeccionados con harinas de maíz, maca y otras semillas, así mismo les llevaban la mazamorra complementado con la chicha y la coca. Como agradecimiento por estos obsequios, las huancas le retribuían cuidando sus chacras y sus ganados y también proporcionándoles lluvias para que las semillas se fructificaran y haya abundancia de cosechas y buen año. Si no recibían obsequios, estas huancas se llenaban de ira y se vengaban de los hombres. Hasta hoy, los campesinos de las provincias alto andinas de Huánuco, afirman, que la huanca los castiga de diversos modos: Unas veces envía a sus chushpis (mosquitos) para que piquen a los hombres, otras veces ordena a sus perros (zorros) para que diezmen los ganados, o mandan a sus venados para que coman las plantas de sus sembríos, o también los castigan con enfermedades incurables y la presencia de sequías prolongadas que causan la hambruna. Por eso, en el mundo andino, las huancas son consideradas desde la antigüedad como el guardián de las chacras, del pueblo e incluso del territorio de cada ayllu. Creen que estas huancas simbolizan el espíritu de sus ancestros. Ante la destrucción de sus momias por parte de los Visitadores, la huanca ya no era simplemente un cuerpo momificado condenado a la destrucción, sino una piedra duradera, indestructible, resistente, permanente. Así las huancas pasaron a ser la representación de sus antepasados, de sus mallquis o momias.
LA SUPERVIVENCIA DE LAS WANKAS
Citemos dos hechos sobre las wankas: María Rostworoski recoge la versión: “En el pueblo de San Francisco de Cajamarquilla, (Ocros – Ancash), en 1656, en la persecución de idolatrías, los frailes hicieron las averiguaciones y hallaron a dos ídolos, el uno llamado Raupoma del ayllu Guangry y el otro Choque Runto, perteneciente al ayllu de Otuco. Ambos eran piedras brillantes y redondas a las que pedían protección cuando iban a cumplir la mita y también rogaban por abundantes cosechas. Aunque el obispo las quemó, guardaron las cenizas y cuando una persona enfermaba ofrecían a las huacas un cuy degollado con las uzas y rezaban: Yaya Choque Runto, Yaya Raupoma micuy caita quisiacnipac, allinnarpac: Señor Choque Runto y Raupoma comed esto para que este mi enfermo sane.” (AAL, Idolatrías, Leg. IV, Exp. 18, año 1656, fol. 3v) En el pueblo de Santa Catalina de Pimachi, en la pesquisa de 1656, los curas doctrineros hallaron dos huacas llamados Cappa Bilca y Chaupi Bilca, las cuales, a pesar de ser piedras o huancas fueron quemadas por orden del Obispo Fernando de Avendaño (AAL, Idolatrías, Leg. V, Exp. 2, año 1656, fol. 2r) Los españoles creyeron que destruyendo o quemando estas piedras acabarían con a creencia, la fe, de los habitantes del mundo andino. Eso no fue así. Hasta hoy estas wankas existen no solo en los campos, en las chacras, sino, en los corrales de sus ganados o en el mismo patio de sus casas. A ellos no les falta su coca y su aguardiente para que la vida sea llevadera. En Wamanwaka, un centro arqueológico Pre Inca (Canis-Bolognesi-Ancash), existen varias wankas de más de un metro de altura, ubicadas en la cima o cumbre de la colina, lugar que posiblemente fue un lugar para adorar a sus dioses. En ese lugar se encontraron las cabezas clavas. En Kurpash (Cajamarquilla-Ocros-Ancash) a escasa distancia de Wamanwaka, una ciudadela muy bien organizada, hasta hoy están las wankas enclavadas en una especie de plazas y también en medio de sus corrales. En la Ciudad Sagrada de Caral (Supe-Barranca), se observa una wanka en un lugar estratégico, perfectamente delineada a la entrada de la ciudad.

TOPONIMIAS Como testimonio de la presencia de waris y yarus aún quedan hasta la actualidad los nombres geográficos en lengua Wari y Yaru. El investigador Nicéforo Espinoza nos da algunas toponimias waris: Warimarkan, cerca a Wayllay, en Pasco; Wariraqra, en Queropalca, Lauricocha; Puriqwari, en San Miguel de Cauri, Lauricocha-Huánuco. También Waripampa, en Huaraz, Ancash; Huari, en Huari-Ancash; Warikoto, en Pacocha, Bolognesi-Ancash. Entre los nombres yarus se citan: Yarupajá, nevado entre Huánuco, Ancash y Lima (Yaru que significa dios Rayo y qaqa, cerro, roca) Yarupajá, entonces significaría “Cerro o roca del dios Rayo” o “nevado que representa al dios Rayo”. Según afirmaban los yarus o llacuaces que su pacarina era Yaruqaqa o Racu. Efectivamente, el nevado es impresionante, pues en invierno, los rayos, truenos y relámpagos anuncian la salida de las lluvias del majestuoso Yarupajá. En Pimachi (provincia de Ocros-Ancash), hay un lugar llamado Yarucaca; en Huánuco, Yaruwilka (la confederación de los yarus), hoy, la provincia de Yarowilca ha adoptado este nombre, con su capital, Chavinillo; en Pasco, Yarush y sus parcialidades de Yaru Yanamate, Yaruyakan y Yaru Chaupiwaranga. CONQUISTA YARU E INCA Mucho tiempo después de la llegada de los waris, llegaron a estas tierras los invasores yarus. Se apoderaron de sus punas o jalcas, y desde allí conquistaron a los waris ya sea en forma pacífica, a través de la convivencia o también a través de la violencia, guerra y muerte. De esta manera los waris y llacuaces se unieron y formaron los pueblos biétnicos donde muchas veces, convivían respetando cada uno a sus dioses y a sus costumbres; en otros casos, se amalgamaron ambas culturas. Años más tarde, durante el reinado de Kapak Apo Chawa, la nación Yaruwilca fue conquistado por el Inca Tupac Inca Yupanqui. Se dice que ambos conformaron la Confederación Inca-Yarowilca. Por esos años tanto los yarus como los incas construyeron la ciudad de Huánuco Viejo en Wanucopampa, convertida más tarde en la Capital del Chinchaysuyo. Debido a este sometimiento los pequeños reinos yarus se independizaron, trayendo como consecuencia, por un lado, la desintegración de la gran nación Yaruwilca, y por otro, el surgimiento de naciones como los Guanucos, Wamalies, Yachas, Chupaychos y otras etnias menores, como los Panatahuas, Queros y organizaciones tribales.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Waldemar Espinoza Soriano (2019). “La Etnia Chinchaycocha hasta 1635”, tomada de “La Revista Inédita de Iñigo López de Zúñiga”, publicado por el Archivo Regional de Huánuco Año 4, N° 4

César Espinoza Claudio Incas. Yaros y Guanucos en los Andes del Alto Marañón El impacto de (Paseo), siglos XV, XVI"

Román Robles Mendoza. El mensaje de los mitos. Héroes fundadores y origen de los alimentos en la memoria de los pueblos andinos. Departamento de Antropología. UNMSM

Laura Gutiérrez Arbulú y Luis Andrade (2003). Procesos y visitas de idolatrías. Cajatambo siglo XVII, revisión paleográfica de Ciudad. Selección de textos y estudios históricos de Pierre Duviols, trad. de textos quechuas de César Itier, Lima, Instituto Francés de Estudios Andinos/Pontificia Universidad Católica del Perú

María Rostworowski (2007) Estructuras andinas del poder. Ideología religiosa y política, Lima, Instituto de Estudios Peruanos.

Pierre Duviols (1973) “Huari y Llacuaz. Agricultores y pastores. Un dualismo prehispánico de oposición y complementariedad”, en Revista del Museo Nacional, t. XXXIX, Lima.

Mirador Latinoamericano (2017) Revista de estudios Latinoamericanos Versión Online ISSN 24448-6914 versión impresa ISSN 1665-8574 Latinoamérica N° 65 México.

Augusto Cardich. Dos divinidades relevantes del antiguo panteón centro andino: Yana Raman o Libiac Cancharco y Rayguana. Investigaciones Sociales, Año IV N° 5,200

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