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APURÍMAC

Actualizado: 31 dic 2022



CREACIÓN

El 28 de abril de 1873, se creó el departamento de Apurímac con Abancay como capital. El departamento se conformó de las provincias de Andahuaylas, Abancay, Aymares, Antabamba y Cotabambas.

PROVINCIAS



El departamento de Apurímac está conformado por siete provincias y 84 distritos.

Andahuaylas

Abancay

Aymares

Antabamba

Chincheros

Grau

Cotabambas.

EDUCACIÓN

El departamento es sede central de dos universidades estatales, la Universidad Nacional Micaela Bastidas de Apurímac y la Universidad Nacional José María Arguedas, una universidad privada, la Universidad Tecnológica de los Andes. Asimismo, dos filiales de la Universidad Alas Peruanas.

En lo referente a la educación superior no universitaria, Apurímac cuenta con 17 institutos de educación superior tecnológica y una escuela de formación artística.

LUGARES TURÍSTICOS

· Conjunto arqueológico de SAYHUITE.- Ubicado en la comunidad de Concacha comprensión del Distrito de Curahuasi, a 3 500 m.s.n.m., a 47 Km. de la carretera Abancay-Cusco, posiblemente fue un centro ceremonial vinculado a la agricultura y ganadería. El monolito de Sayhuite es una piedra sedimentaria tallada en alto y bajo relieve de 2,28 mts. de altura; con 11,14 mts. de circunferencia mayor, y 8,14 mts. de circunferencia menor. En la plataforma se observa representaciones zoomorfas y geométricas; animales, irrigaciones, andenes, lagunas, escalinatas etc. A 300 mts. existen también pequeños monolitos como el Rumihuasi o casa de piedra con escalinatas, trazos geométricos y canales. Finalmente, se ubica el Intihuatana o "Reloj Solar" que fue posiblemente un observatorio Inca para ver los movimientos astronómicos.



· Complejo arqueológico de Sondor- Sondor aparece nombrado por los cronistas como sitio inca, pero los primeros resultados de los trabajos de restauración, conservación e investigación afirman que en el lugar se mezclan evidencias aparentes de culturas Chanka e Inca. El complejo arqueológico, de diez hectáreas de extensión, está ubicado en el distrito de Pacucha, muy próximo a la ciudad de Andahuaylas. De acuerdo con los estudios, presenta elementos arquitectónicos de carácter monumental. Los conocedores refieren que estos restos encierran muchas incógnitas cuyas respuestas pueden explicar las causas de la caída de la cultura Chanka ante los incas. De acuerdo con las hipótesis que resultan de los trabajos de investigación por la Universidad San Cristóbal de Huamanga, Sondor fue un lugar donde hubo actividades religiosas; por ello la ubicación y la forma de su pirámide central y su visión estratégica hacia la laguna de Pacucha. En las ruinas de Sondor actualmente se representa la epopeya Chanka en el que su líder Anccohuayllo fue quien ante el peligro que representaban los incas para su pueblo, decidió marchar sobre Cusco.

· Cárcel de piedra (CCACCA CÁRCEL).- Ubicado en el Distrito de Haquira, Provincia de Cotabambas, a 200 mts. de la Plaza de Armas de Haquira, es una plataforma de piedra (peña) de 12 mts. de ancho por 15 mts. de altura aproximadamente, en la parte media interior se encuentra el tribunal de justicia tipo colonial, en la parte baja tiene carceletas para hombres y mujeres. Esta cárcel de piedra fue utilizada en la época colonial para encarcelar a los abigeos y delincuentes peligrosos de la colonia, y los que violaban las Leyes de la Época Colonial.

· La laguna de Pacucha y Hualalachi por su riquísima agua termal (ambos en Andahuaylas) son las predilectas de los turistas y lugareños. En las cavernas funerarias de Allhuanzo = Huaquirca (en Antabamba), se descubrieron, cráneos trepanados y momia preincas.

· El majestuoso nevado del Ampay, con un bosque de Intimpas, único en el Perú, considerado por el Instituto Nacional de Cultura como un santuario geográfico.

· El cañón del río Apurímac es el más profundo del mundo (sobrepasando al Colca y al de Cotahuasi en Arequipa). La belleza de los paisajes del río Pachachaca (puente sobre el mundo en quechua y muy mencionado por Arguedas en su "Ríos Profundos"), el Santuario Nacional de Ampay en cuyas faldas descansa Abancay, la capital de Apurímac; hacen del valle de los amancaes un lugar muy propicio para el descanso y solaz esparcimiento.

· El Santuario de Nuestra Señora de Cocharcas en la provincia de Chincheros, las peregrinaciones se realizan desde el siglo XVI acudiendo hasta hoy los romeros en las fiestas anuales; las celebraciones se inician a finales de agosto y duran hasta la quincena de septiembre.


DANZAS TÍPICAS


Los altareros de Andahuaylas es una danza que tiene su origen en las fiestas religiosas en homenaje a la virgen del Carmen en en la provincia de Andahuaylas.

Es una danza religiosa que se practica en el distrito de Colcabamba, provincia de Aymaraes.

Es la representación del proceso en la confección de la bayeta. Lo representan en el distrito de Curpahuasi, provincia de Grau.

Representa la fiesta carnavalesca en el pueblo de Ccollana, distrito de Colcabamba, provincia de Aymaraes.

ESta danza se extiende hasta la comunidad de Aymaraes.

Se practica en Sicuna, distrito de Lucre, provincia de Aymaraes.

El carnaval con pasos muy ágiles y la melodía invita a bailar.

Este carnaval es practicado en las comunidades del distrito de Villa Chiara, provincia de Andahuaylas.

Es una danza agrícola que representa las costumbres de la siembra de papa, oca, olluco, habas y cebada.

Es una danza que representa la siembra de la papa. Además de Cotamabmbas se practica en los distritos de Tambobamba, Huaquira, Chalhuahuacho, y Mara.

L I T E R A T U R A


MITOS, LEYENDAS CUENTOS

LEYENDA DE ABANCAY

(Recopilado por Javier Vargas)

Cuando el imperio Inca quiso conquistar a los Aymaras del Kollasuyo hubo mucha resistencia por parte de los pueblos de Ayaviri y Lampa. Según Wilson García la fortaleza de los pueblos que se resistieron a la conquista radicaba en su firme organización comunitaria que a su vez estaban protegidos por un centenar de dioses, que por entonces abarcaba un extenso territorio llegando hasta los territorios actuales de norte de Chile, Cochabamba en Bolivia, norte de Argentina y el sur peruano. Cómo en toda nuestra historia humana los conflictos traen sufrimiento y dolor para ambos bandos, terminada la conquista, el supremo Inca mandó reubicar parte de la población restante, en la otra margen del río Apurímac

En resistencia al poder salió al frente un joven de nombre Picha Kani, quién poseía características únicas por su valentía y atrevimiento para enfrentarse al poderío Inca. Capac Yupanqui enterado de sus cualidades del joven mandó llamar, quién en vez de alterarse y ejecutarlo dijo: “ hombres como tú no deben morir, anda y conduce a tu pueblo a orillas del río Pachachaca”. Acto seguido el Inca ordenó que Picha Kani y los demás individuos se dedicasen a la ocupación de pescador. De esta manera da sus inicios el ayllo de lo que hoy se conoce como Aymaraes o aimaras estableciéndose en las orillas del río Chalhuanca.

Pasado algunos años Picha Kani llegó a tener su heredero de nombre Piste, quién, de joven se casaría con la hermosa y bella Qollana, cuyo padre era un cacique importante de toda la región, de esta unión marital vendría al mundo su hijo de nombre Qori Wayna (actual Qorihuani). Transcurrido los años el abuelo de Qori Wuayna (Picha kani) envejeció, lo mismo ocurriría con Qollana y Piste, después de radicar en la región por muchos años. Solo ante el mundo Qori Wuayna emprende su marcha, dejando sus tierras y su querida Challwanqa, se trasladaría donde su tía de nombre Kanchuilka, quien era hermana de su madre (Qollana)

El mal carácter de su tía hizo imposible que se quedara más tiempo, y al no tolerar su personalidad emprendió su marcha por la cuenca del Pachachaca, llegando a la zona de nombre Sawinto; para entonces tenía la información de otro pueblo de nombre Chay-wuitoy (Saywite) a través de unos pescadores que se encontró durante su viaje. Luego de caminar hasta caer exhausto y débil llegó a Qerapata, donde lo vieron unos cultivadores y le auxiliaron llevándolo a una choza cercana, precisamente donde vivía Mama Qoqa, viuda, de cualidades misericordiosas. Pasó mucho tiempo hasta recuperarse de todos sus males gracias a los tratamientos que le dio la viuda, y en agradecimiento por su gran gesto la tomo por esposa.

Desde esta unión marital vendría al mundo una hermosa niña a quien le pusieron de nombre Ampay. Cierto día la joven Ampay salió a caminar por el campo, hasta que cayó la noche sin antes haber llegado a su destino final; entonces tuvo que refugiarse en una caverna donde pasó la noche con mucho miedo. Al amanecer observó una multitud de gente marchando sobre los cerros, corriendo de un lado al otro, como perseguidos por algún animal salvaje, advertido de esta inusual actividad se dirigió apresurada hacia su padre Qori Wayna, enterado de la noticia se recordó de las profecías de su padre Picha Kani. Al día siguiente el vaticinio de había cumplido. Los guerreros Chankas habían invadido el pueblo de Saywite dejando a la población en zozobra. Más adelante los Chankas se enfrentarían y serían derrotados; luego de la derrota sufrida huirían hacia sus territorios. Uno de los sobrevivientes llegó a la puerta de Qori Wayra, su nombre era Qora Wiri, un joven que se encontraba herido y que había llegado en busca de amparo; la familia entera de la hermosa Ampay se encargó de ofrecerle agua y comida; quien luego se convertiría en su pareja de la cual vendría al mundo su hija de nombre Amanqay, la bella Amanqay (Abancay) estaría siempre al cuidado de su madre Ampay, de igual forma su padre Qora Wiri sería su celoso guardián para la eternidad.


C U E N T O S


MI ABUELITO

(Cuento presentado al I Concurso de Cuentos, Poesías y Ensayos pedag+ogicos organizado or el Colegio de Profesores del Perú 2022)


Wilfredo Siancas Moreano.

Distrito: Talavera; provincia: Andahuaylas; Región: Apurímac.

Él fue chofer de bus, en una de las empresas que recorría la ruta Lima –Tacna, hace más de medio siglo. Su vida transcurrió entre los incontables pueblos que hay en el itinerario. ¡Cuántas anécdotas por contar! Como retahíla de sucesos y hechos, vanagloriaba su fortaleza y haber conocido cientos de pueblitos.

Cuando pasó la barrera de las siete décadas, ya jubilado, se convirtió en un anciano malhumorado. Vivía solo, mi abuela había fallecido mucho antes que él. Cuando sufrió un infarto, mi madre dispuso que venga a vivir en nuestra casa, por Pueblo Libre, cerca de la Plaza de la Bandera. Al inicio fue complicada la nueva situación. Él salía a caminar, con mi hermana teníamos que estar atentos para acompañarlo, nuestras clases en la universidad no nos permitía estar siempre pendiente de él. Mi madre trabajaba todo el día. Es preferible que no hable de mi padre. Fui haciendo una costumbre (percibía que era repudiable) irme a casa de algunos amigos a estudiar o la biblioteca de la universidad y no estar pendiente de mi abuelito. Cualquier situación me servía de pretexto para no estar en casa y no tener que cumplir con esas lentas y frustrantes caminatas. Me irritaba su antiguo e infaltable gorro de conductor.

La fuerza de la costumbre hizo que esas caminatas me parecieran maravillosas, escucharlo parlotear de sus incontables aventuras por infinidad de pueblitos que visitó y conoció.

Congeniamos bastante, me fascinaban sus relatos, narrados con maestría inigualable. Aprendí a entender el mundo que vivió, sin celulares ni ordenadores. El oírlo describir objetos, personas y hechos de su época solo con la palabra hablada, era cosa del otro mundo.

En la ciudad capital ya se daban las primeras alarmas de la pandemia que asolaba al mundo. Se decretó la cuarentena con todas sus secuelas., en la vida familiar y laboral. Volver a conocernos más íntimamente. Descubrir facetas escondidas hasta entonces para el resto de los miembros del hogar, fue fabuloso.

Un día de esos, mi abuelito se resbaló por las escaleras. Se fracturó la pierna y la mandíbula, tuvimos que llevarlo de emergencia. No tuvo una atención adecuada, el hospital del seguro estaba siendo habilitado para atender a los contagiados. Fue internado por tres días, le enyesaron la pierna y vendas escandalosas en la mandíbula. Nos pidieron que lo lleváramos a que descanse en casa.

Se convirtió en un remedo de persona. Con el rostro casi enmascarado. El pie derecho inmovilizado por una férula. Aquel conductor robusto, altivo (recuerdos de su plenitud), aquel seductor del cual hacía gala en sus relatos: “en cada pueblito, un amor”; ahora pendía de vías que conducían el suero y los medicamentos para poder seguir resistiendo. Sus ojos eran el medio para comunicarse con el resto, al estar impedido de articular palabra. Podía percibir claramente su incomodidad cuando ingresaban mi hermana o mi madre. Pero, si era yo, brillaban como si la vida le volviera o tal vez recordaría episodios de sus incontables viajes. Sus ojos parecían luciérnagas en la oscuridad, chisporroteando de alegría.

Sabía que me escuchaba perfectamente, le repetía todo lo que él a su vez me había relatado, “la vida es mejor en un bus”. Un día, sentí que mi alma viajaba a insondables destinos, al percatarme que mi abuelito tenía mucha dificultad para poder respirar. Me pareció que dormía. Acerque mis labios a su oído y le pedí quedamente que aún no se vaya, yo lo necesitaba en demasía, que lo quería hasta el infinito. Luego me retiré fuera de su habitación. Salí al balcón y

sin sentirlo estaba llorando en silencio. Gruesas lágrimas surcaban mis mejillas.

No sé cuánto tiempo transcurrió. Sentí unas manos posándose suavemente en mi hombro izquierdo. Era mi madre, le expliqué mi presentimiento. No tardó en llamar al 103. Me comentó que pronto vendrían del hospital Rebagliati. Eso de pronto no fue verdad. Se aparecieron a media mañana del día siguiente. “Solo una persona de la familia puede atenderle a partir de ahora y esa persona designada, también debe estar en cuarentena”. Preguntamos qué tenía y sin mayor dilación, la trágica respuesta: “tiene COVID”. Pero… me quedé aturdido.

Reaccioné y les increpé que no era posible sin realizar una prueba rápida o molecular puedan diagnosticar de qué padecía. “Jovencito no requerimos una prueba para asegurar su enfermedad, basta con los síntomas. No tenemos pruebas ni de la una ni de la otra, ahora si ustedes pueden adquirir…”

Recetaron unos calmantes “en farmacia no hay medicamentos y le sugerimos que no insistan llevarlo al hospital, sería peor. No hay camas UCI, mucho menos oxígeno”.

Pasaban los días, tres, cinco,… y continuaba luchando por su vida. Yo me quedaba junto a él todas las noches. Y en una de esas, de pronto un pequeño movimiento me sobresaltó. Me acerqué, pude observar que sus ojos estaban muy abiertos, me buscó con la mirada, ya lánguida de por sí. Levantó una mano como buscando la mía. La apretó con fuerza y luego expiró. Había

levantado vuelo en viaje a las estrellas, “cuando muera, me iré a las estrellas en busca de tu abuelita, que allá me espera”, me dijo alguna vez.

El resto, es llover sobre mojado, protocolos que cumplir. No misas de difuntos. No habrá rosas rojas en su tumba ni sacerdote que eleve sus plegarias por el alma que había iniciado su viaje final. Se iba al Crematorio (sino, era a una fosa común).

Yo recibí sus cenizas (imagino que eran de él) que llevé a su habitación y lo puse junto a la fotografía de su bus, ya estaría tranquilo (mi sempiterna duda será de que si seguiría ahí en la urna o se habría ido realmente en viaje a las estrellas). Mientras analizaba el cuadro con la fotografía, me angustió un detalle que llamó poderosamente mi atención. Al volante del bus se observa una persona con su gorro de conductor– juraría por todos los santos – no estaba el momento que llevé la pintura a la habitación de mi abuelito, antes de que sufriera la caída. Observé el tocador donde debería estar el singular gorro, pero, nada de nada se vislumbraba. Este hecho me acompañará muchísimos años y marcará parte de mi existencia.



EL PUMA Y LAS OVEJAS

(Cuento presentado al I Concurso de Cuentos, Poesías y Ensayos pedag+ogicos organizado or el Colegio de Profesores del Perú 2022)


Adrian Cusihuaman Ovalle.

Tamburco, Abancay Apurimac.


Muy temprano, como casi todas las mañanas don Pancho tenía la costumbre de arrear sus ovejas hacia el cerro Chikis, a fin de que sus añorados rumiantes puedan saciar el hambre durante todo el día en los frondosos pastos que ofrece ese lugar.

-No olvides de traer algunos palos de leña (1) taita Pancho para nuestra cocina; pues, sino es así, no habrá como preparar la cena y el mate caliente con cañazo que acostumbras beber en las noches para el dolor del estómago que sufres; fueron las recomendaciones de su compañera de vida doña Sabina, antes de que saliera a pastar sus borregos en las faldas de aquel cerro denominado Chikis. Don Pancho hizo señales de persignación a los apus y cerros del lugar,

en señal como un fiel cristiano que solicita permiso para empezar las actividades rutinarias del día, encomendando para que todo le vaya bien por ese día, que el sol le ilumine con absoluta claridad, que el viento no sea tan huracanado como suele ser y que el frio no sea aniquilador contra quienes pasan el día en esos parajes, pues su esposa se queda en casa para realizar los quehaceres rutinarios del hogar. - No te preocupes mama, en la tarde tendrás tu leña espondió amenamente don Pancho. Waira, un can de raza chusca iba delante de los ganados, todo un guardián que protege de algún atrevido animal extraño que pudiera querer saciar su hambre con las lanosas ovejas que día a día pastaba el dueño.

El camino era un poco extenso y subida, pero en el trayecto se puede encontrar abundante vegetación para los animales, pues ellos por la lentitud que le caracteriza iban cogiendo los pastos de bocado en bocado mientras el cuidador aprovechaba para invocar al Apu Chikis, al Apu Ampay, al Apu Socllakasa y a los muertos bebiendo de sorbo en sorbo el cañazo que llevaba consigo en una botella de plástico, la bendición para la prosperidad de sus ovejas, para su familia y también sus chacras. Waira sorprendido y sin saber que hacia su dueño estaba siempre al lado de su amo mostrando su fidelidad batiendo la cola como fiel amigo.

El trajín por fin terminó, y una vez llegado al lugar de costumbre donde los animales ya conocían, comienzan a devorar los pastos y hierbas, entre el bullicioso trinar de los tordos, calandrias y colibrís, el fresco viento que por la altitud del lugar refrescan el rostro y el cuerpo de todo visitante. El pastor por las inclemencias del cansancio hace un ligero descanso para recuperar el desgaste de las energías pues el trayecto es sacrificado desde la casa hasta el lugar pues el pastor se quedó profundamente dormido en la sombra de una chachacoma y

al lado su fiel amigo quien también hizo lo mismo.

Mientras tanto, no desaprovechó para nada un feroz puma que rondaba por ahí que al ver a los pastores casi juntos dormidos en un profundo sueño, miró al sol y a los cerros como quien pide una bendición para conseguir comida y solicitar su licencia empezó a atacar al rebaño para devorar cual aprovecha la oportunidad, lanzándole con sus desgarradores dientes en el cuello a una de las ovejas matándolo en el acto y tras arrastrarlo a una pequeña peña dio rienda suelta al hambre que le acosaba, pues el puma comenzó el festín.

Mientras ocurría eso las tuyas, los chiwakus, acompañado de los demás pájaros silvestres del lugar hacían bulla al ver el espectáculo macabro del puma, hasta que por fin Waira despertó y tras una rápida reacción saltó por instinto o por el olfato poderoso que posee a ver qué es lo que ocurría, grande fue la sorpresa del perro que el enorme puma quiso darle el zarpazo al pobre can, quien a través de un ladrido fuerte, y como quien pide ayuda al dueño entre el ataque y el retroceso logró espantar al felino quien no tuvo más remedio que escapar por el

bosque dejando su comida sin terminar, pero un poco satisfecho pues según él,

el apu del lugar también tiene que pensar en cómo alimentar a las fieras que habitan en el lugar.

- ¡Ukchi!, ¡ukchi! fue las repetidas voces que don Pancho expresaba en la desesperación al ver a su oveja mitad comida por el feroz animal, grande fue su preocupación y lo que le esperaba en horas de la tarde rendir cuentas sobre el trabajo del pastoreo a su amada esposa, el perro aun ladraba como quien hace notar su bravura y de por hay el puma posiblemente escucharía los ladridos lejanos del acompañante del pastor. Don Pancho implorando a los apus y los cerros de la pérdida de su animal, por un momento se quedaba cabizbajo y pensativo, qué hacer con la mitad de su animal comido por el descuido que tuvo, ahora tenía que solucionar el problema entre cargar el carnero devorado o los palos de leña que su esposa le había recomendado una y otra vez para las horas de la noche.

Mirando muy fijamente a su perro y como si los dos tuviesen la culpa en la misma medida, el pastor de las ovejas dijo a su perro- Waira, Wairita no me queda otra cosa que llevarnos la carne y dejar de llevar la leña, pues si lo dejo la oveja volverá el astuto puma y terminará de comer nuestro animal, _no le daré el gusto.

Acercándose a la oveja casi la mitad comida tuvo que envolver en su propia lana y empaquetar con unas cuerdas de algunas plantas trepadoras del lugar y llevar cargado a su casa para poder explicar a su pareja y no le reprenda por el descuido inoportuno.

Ya al atardecer cuando los animales se disponían a estar saciados, el pastor tuvo que juntarlas y emprender el retorno hacia su casa para rendir cuentas a su pareja y explicar todo el suceso triste que experimentó don Pancho en ese día.

La esposa que realizaba varias labores del hogar en forma simultánea y no tener ningún problema de esa naturaleza como siempre se disponía a esperar al pastor con la alegría que le caracterizaba.

Doña Sabina vio a sus animales entrar al corral, pero fue grande la sorpresa cuando vio a su taita esposo cargar en la espalda no palos de leña, sino un bulto envuelto en lana de oveja _ ¿Me trajiste carne en lugar de leña Pancho? El pastor no le quedó otra cosa que contar la verdad. -Un astuto puma atacó a una de nuestras ovejas, mama Sabina. -Mañana mismo iremos con nuestros ahijados a cazar, terminará nuestro rebaño sino eliminamos al feroz puma; ahora mismo avisaré al teniente gobernador para que notifique a toda la gente y temprano iremos a cazar al puma abusivo.

Al día siguiente se pudo observar a varias gentes subiendo hacia el cerro chikis con machetes, palos y huaracas, no obstante, al cabo de una semana se pudo ver un pellejo del puma extendido en el patio de la casa de don Pancho, pues según cuentan, la carne del felino es muy exquisito en chicharrones, quienes han ido en busca del animal seguro también se habrán quedado muy satisfechos con la comida.


1 Taita; nombre con el cual se designa a esposos o papás en zonas rurales.
2 Mama; nombre con la cual se designa a esposas o mamás en zonas rurales.
3 Ukchi; lengua quechua con la cual se alerta a los perros ante una emergencia.



LÍRICA

¡AVANCEMOS!

Prof. Elizabeth Edith Olivera Ccalla

Docente, compositora, cantante y poeta

de la provincia de Abancay, Apurímac.

Y desgraciadamente,

la patria gime vestida de negro

con un arco en la mano,

de sus ojos salen llamas,

de su boca emana grana,

dolor, carencia, y desdicha…


Mi pueblo se estremece

llagado, agotado y deshecho

¡Muerden su lengua de dolor!

cansado de tanta corrupción

Y surgen los reclamos,

que no son escuchados.


¿Hasta cuándo los oprobios?

Ya el tiempo se putrefacta,

y se putrefacta el pan,

y se enclaustra la inocencia,

y la masa se transforma en sal

y el ansiado trigo no germina.


¿Hasta cuándo el dolor?

Hasta entonces… digamos:

¡Partamos!

¡Avancemos! o ¡Luchemos!


LÍDER DE PAPEL


HOMBRE que con su ardid me convierte en polvo

me convierte en humillante polvo con su poder.

Hombre de promesas y mentiras frescas.

(Pastor de adormitadas ovejas)

y vas mordiendo el arca

y vas tomando el agua

de la mesa vacía,

de la migaja mía.


Eres como un dios sin ojos, sin oídos, sin sentidos

eres guía del Edén donde Caín y Abel vivían,

y con mis ojos contemplaba tu corazón de Judas

(Cuando te vendes o corrompes).

Y vas vendiendo el trigo

y vas vendiendo el pan

de la mesa vacía,

de la migaja mía.



PEDAGOGÍA

HISTORIA

GEOGRAFÍA

ENSAYOS

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