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LA LIBERTAD

Actualizado: 31 dic 2022



CREACIÓN

Fue fundada, según Reglamento Provisional, el 12 de febrero de 1821. El 31 de enero de 1822 se le otorga el título de "Benemérita y Fidelísima a la Patria". Por ley del 4 de noviembre de 1823 se le dio la denominación de La Libertad. El decreto del 9 de marzo de 1825 cambia el nombre de la ciudad por el de Bolívar y el Departamento por La Libertad. Por Ley del 21 de julio de 1827, se restituyó el nombre de Trujillo a la ciudad luego de la retirada de Simón Bolívar del Perú. Durante su estancia en Perú, Bolívar luego de abandonar Lima se trasladó a Trujillo y la nombró temporalmente capital del Perú.

PROVINCIAS


LUGARES TURÍSTICOS

Ciudad de Trujillo

Rodeada de mansiones colonistas, una hermosa plaza, museos y bellas iglesias como la Belén, Santo Domingo, La Compañía, Santa Ana, La Merced y el pasillo de San Francisco.

Pacasmayo

Un hermoso manantial con un océano tranquilo, cuenta con un muelle y un tradicional faro que se encuentra aún en funcionamiento.

Huacas del Sol y de la Luna

Complejo arqueológico ubicado en el distrito de moche. La huaca del Sol, es una pirámide de 43 metros de altura, fue el centro político administrativo de la cultura moche. La huaca de la Luna, es una edificación de base cuadrada de 21 metros de alto, cuenta con templos construidos en diferentes periodos.

Provincia de Santiago de Chuco

Aquí se encuentra la casa de César Vallejo, la cual está abierta al público como museo para conocer y recordar detalles sobre la vida y poemas de este ilustre personaje.

Puerto Chicama

Lugar ideal para los amantes del surf porque cuenta con la ola izquierda más extensa del mundo.

Baños termales de Cachicadán

Ubicados a media hora de la Plaza de Armas de Santiago de Chuco. Lugar ideal para pasar una tarde de relajo en familia.

Provincia de Otuzco

Ubicado a una hora y 15 minutos de Trujillo, a este lugar acuden miles de devotos para pedirle bendiciones a la imagen de la Virgen de la Puerta.

DANZAS

La Marinera

La marinera, danza típica peruana, ocupa uno de los primeros lugares en el folklore nacional. Es reconocida como un baile nacional por excelencia y en su ritmo y coreografía se sintetizan el alma mestiza peruana, fundida en una. Se dice que la marinera es la herencia de la primitiva «zamacueca» o «zambacueca» y de la «mozamala» de los mulatos, y que en el ronco redoble del cajón y la quimba de las caderas de las mujeres aflora el negro acervo de la esclavitud.

Los Negritos

La danza de los negritos parece tener su origen en la imitación de los rituales mágicos de los esclavos negros llegados de África por los colonizadores españoles para trabajar en arduas labores del campo.

Los Trucos

Esta danza, como su nombre lo indica tiene, acaso, origen lejano de la cultura turquestana y la Turquía Europea, heredada por España y traída por los españoles junto con la conquista.

La Contradanza

La contradanza es una manifestación muy antigua en nuestra localidad, ejecutada íntegramente por hombres del campo, que a inicios de la creación de esta danza se burlaban de los bailes cortesanos de los españoles conquistadores.

Danza Quishpi Cóndor

Esta danza de una forma similar a la de Santiago de Chuco, en la que baila una sola persona con su vestimenta aborigen, sobre su sombrero lleva adherido el cuello y la cabeza del cóndor, se desplaza haciendo zigzags levantando el brazo y bajando el otro, imitando el vuelo del cóndor; lo acompaña el cajero con su pinkullo, tocando la tonadilla que dice: Kispi –Cóndor (Huye Cóndor), Wayra chaqui (Pies como el viento).

L I T E R A T U R A


LEYENDAS

La leyenda de la rubia del cerro Chilco

Blog Ciencia Educativa. Región la Libertad publicado por Ismael

Desde hace muchísimos años una misteriosa rubia es el embeleso de choferes, escritores, poetas y amantes en Pacasmayo (Región Libertad), y sus alrededores. Los que han tenido la dicha de encontrarse junto a ella viven momentos de intensa felicidad, sobre todo cuando el afortunado, cree que ha logrado conquistar el corazón de la rubia más bella que ojos humanos han podido contemplar.

Dicen que la rubia es una bellísima mujer joven de cabellos de oro, ojos azules como el cielo, de tez suave como terciopelo, labios rojos como coral y de un cuerpo esbelto y lozano como una diosa.

La particularidad de esta bella mujer es que casi siempre se le aparece sólo a los choferes, por el lugar llamado el Cerro Chilco (también llamado San Pedro), y pide la conduzcan a Pacasmayo; a veces más bien prefiere ir al cementerio. Acepta gustosa tomar alguna bebida en los restaurantes de la ciudad, pero al menor descuido desaparece dejando al galán plantado con los "crespos hechos".

Algunos que la han conocido, han tenido que ser conducidos al hospital para recuperarse de la tremenda crisis nerviosa tras el suceso.

Esta bellísima aparición ha logrado cautivar más de un corazón: el poeta Jacinto Mendoza Liza, en su poemario "tesoros y Misterios de Cupisnique", cautivado por la rubia del Cerro Chilco, le dedicó estas líneas:

"Hermosa rubia de tez nácar,

mejillas rosas, carmín sus labios

que de entre abiertos cáliz de lirios

hermosas perlas se ven brillar.

Ojos celestes, igual que el cielo,

son dos luceros que en esas noches

de intermitentes luces fugaces,

hacen más lindo su hermoso pelo.

Leve sudario, cubre sus formas

excelsas curvas de gran belleza

trasluce hermosa, clara belleza

con su cadencia resalta más".

Finalmente agregaremos una nota trágica que ocurrió en los ‘80s y que perennizó esta leyenda:

El 29 y 31 de Marzo de 1982, el diario local "Ultimas Noticias" trae la noticia trágica.

Sucedió así: El chofer Luis del Campo Torres, de regreso a Trujillo, sabiendo sobre la "aparecida", no quiso regresar solo, se detuvo en San Pedro para buscar pasajeros, pero no consiguió ninguno. Se fue solo. Al llegar al Cerro Chilco, intempestivamente aparece una mujer, él sugestionado, creyendo que era la rubia, -pensó: a mí no me lo va hacer- así que, aceleró su carro atropellando a la mujer. Después de haberle pasado el carro por encima, pensó ¿y si no era la rubia...? Se volvió a San Pedro para dar cuenta a la policía. Cuando llegaron al lugar del incidente, allí estaba la pobre mujer todavía con vida,… y no era rubia. La llevaron a la Clínica, a donde llegó cadáver.


CUENTOS


LA PALABRA DEL BURRO

(Cuento presentado al Concurso Nacional de Cuentp, Poesía y Ensayo organizado por el CPPe 2022


Rebaza Paredes, Hildo Fernando

Santiago de Chuco – La Libertad


En un lugar muy distante, cerca de una hacienda del pueblo de Santiago de Chuco, justo al costado de la orilla del rio Patarata, vive una feliz pareja de

ancianos dedicados a la agricultura. Es época de verano, la paja y el rastrojo sirven de alimento para sus animales, los cuales habían llenado de excremento y basura su corral El anciano, un experimentado labrador, observa que el estiércol, que usa de abono para sus cultivos, había tapado las patas de sus ovejas; así que decide limpiar, saca al patio a algunos de los animales que allí se encontraban, entre estos estaban: algunas ovejas, un par bueyes, un par caballos y el burro, que era marginado por los demás animales, pero para su dueño en ciertas ocasiones, era el preferido, porque casi siempre le sacaba de apuros, pues era el único de carga.

Estando los animales ya en el patio, cada uno conversa con los de su misma especie. El burro en silencio y solo, no tenía con quien platicar; triste y avergonzado, con las orejas caídas; queriendo ser amigable, hablo fuerte para que el resto puedan oír:

- ¡Hey! ¿pueden venir? ¿podemos platicar?

- No somos de tu misma especie ¿además que puede platicar un burro con nosotros?,- preguntó uno de los caballos.

- ¡No nos reunimos con torpes! - respondieron burlándose los bueyes.

- Podemos conversar sobre las experiencias que hemos pasado en nuestra vida, respondió el burro. El burro se acercó trotando y sonriente - díganme ¿cómo les ha tratado nuestro amo, preguntó.

- ¡No muy bien!, ayer nos ha azotado tan fuerte, que nos ha dolido hasta el alma - respondieron los bueyes.

- Ha estado tan enfadado que se ha desquitado con nosotros – resonaron- la pareja de caballos,

- ¡Qué mal les ha ido! Yo en cambio no me quejo. a mí me ha trata muy bien, palanganeo el burro palmeando las orejas.

- ¿De qué se va a quejar un burro? Todo el tiempo nuestro amo te castiga

con lo que está al alcance de su mano, ¡como eres un inútil! En cambio, los maltratos que recibimos no son muy fuertes ni seguidos como los tuyos ¡burro! - arremetieron los bueyes

- Pero son de menos intensidad que de ustedes, respondió en su defensa

la pareja de caballos

- También lo van a negar. Ayer les azotaban mientras daban vueltas en un mismo lugar, haciendo una parva – dijeron los bueyes a los caballos.

- Para que sepan, si no fuera por nosotros no tuvieran que comer en tiempo de escasez, marchamos vuelta y vuelta haciendo un círculo, trillando sin

una gota de agua, embriagándonos de polvo bajo el sol para darles alimento en tiempo de verano y días difíciles. ¡Ah!, pero a ustedes les maltratan también en tiempo donde la lluvia es fuerte - manifestaron los caballos.

- Ustedes sabrán, que si no fuera por nosotros no tuvieran cosecha que preparar en tiempos difíciles, jalamos un madero con punta haciéndonos de lodo y polvo todo el día. Trabajamos durante el sembrando, en el frio y la lluvia, bajo un fuerte invierno, para que ustedes puedan cosechar en tiempos de felicidad y abundancia - respondieron los bueyes

- Y tú burro ¿qué haces?, preguntó uno de los caballos

- ¿Qué podría hacer un burro?, dijo uno de los bueyes mientras

carcajeaban.

El burro con las orejas caídas, plantó la mirada hacia el suelo, no tenía nada en mente que decir...el silencio se apodero del él por un instante, pero poco

rato, un tanto tenebroso, dijo:

- Yo cargo en mi lomo la comida que ustedes preparan en tiempo de verano, de escases y de invierno, bajo la lluvia, bajo el sol, muriéndome de sed y no necesito compañía para realizar mi trabajo, mientras que ustedes sin compañía no pueden realizar su faena. Uno solo no ha podido jalar el madero para sembrar, también tú, caballo, no puedes trillar sin tu compañero. Sin embargo, solo he cargado la comida que necesitan, en tiempo difíciles y de abundancia - arremetió el burro.

Las ovejas, que estaban en un costado del patio levantaron la cabeza, y por un momento dejaron de masticar su alimento que tienen dentro de la boca, sorprendidas por el enfurecimiento del burro, se acercaron al grupo donde habían formado el debate y dijeron:

- ¡Es verdad!, es admirable y reconocible la labor que hace el burro, solo se han pasado burlándonos de él. De su torpeza, de los maltratos que recibe, pero no reconocen cuán dura y sacrificada es la faena que realiza, ¡eres un burro valiente!

De repente, salió el anciano cogió la oveja que se encontraba haciendo bulla y dijo.

- Esta oveja esta oveja ha comenzado hacer escandalo - ¡Vieja! hoy día sacrificaremos una oveja para la semana

Entonces, los animales espantados por lo ocurrido se separaron y regresaron a su mismo lugar.


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Trux Publisher

(Cuento presentado al Concurso Nacional de Cuentp, Poesía y Ensayo organizado por el CPPe 2022)


David Arturo Galarreta Mostacero

Urbanización Mochica. Trujillo, La Libertad


Ayer fue un gran día para la empresa que mi socio y yo habíamos decidido emprender apenas unos meses atrás. Anoche, en un concurrido café de la calle Pizarro, firmamos nuestro primer gran contrato con unos inversionistas extranjeros que se proyectan a construir el más grande centro comercial del norte del país. Debo confesar mi incredulidad cuando a las tres de la tarde del día anterior, Alexis llamó para contarme que los ‘gringos’ habían solicitado una cita urgente con los representantes de Trux Publisher. Salté de la cama y caminé hasta el alféizar de mi ventana para sostener mi emoción. ¡Es increíble!, – le dije.

Seríamos los responsables de lanzar por todos los medios un megaproyecto comercial, quizás el más importante de los últimos años en la ciudad; con una súper producción multiplataforma dirigida a todos los niveles socioeconómicos.

–“nosotros querer que publicidad llegue a todos las personas”– dijo el más locuaz del dúo inversor, haciéndome gesticular en mi afán de ayudarlo a pronunciar.

“Trux Publisher” fue el nombre elegido para nuestro proyecto de marketing en el octavo ciclo de la universidad. Ambos vivíamos nuestra época universitaria muy apasionados con el tema de la creatividad, más que de la administración misma. Así, entre botellas de cerveza y cigarrillos, jugando billas en el Olimpo, se nos ocurrió la razón social que ahora factura. Alexis era más que un compañero de clases, era mi complemento; así lo sentí desde que formamos el primer grupo de trabajo para el curso de Fundamentos. Las ideas fluían mientras estábamos juntos; “solos, simplemente no funcionamos”, le dije alguna vez. –

“Putamare causa, tú vas a ser mi socio, güevón” – Me dijo, con la última cerveza en la fiesta de promoción.

Luego de llegar a un acuerdo sobre los honorarios, quedamos en una fecha conveniente para exponer la agresiva propuesta publicitaria. En todo momento de la reunión intentaba controlar mi euforia y mostrar la seriedad del caso, pero sentía que no iba a resistir. Alexis, por el contrario, estaba muy sereno o al menos lo aparentaba perfectamente. Mostraba seguridad y se desenvolvía cómodamente como si estuviésemos acostumbrados a este tipo de reuniones de trabajo. Lo miré y lo admiré. Cuando creía que ya todo estaba dicho y saldríamos pronto del lugar, mi relajado socio se recostó sobre el espaldar de su silla y montando una pierna sobre la otra preguntó por qué nos eligieron entre tantas agencias reconocidas del medio. Entonces fue que el más callado de los foráneos al fin se atrevió a castellanizar: – “Ellos ser muy buenos, pero ya no sorprender. ¿Ustedes poder sorprender...nos?”–. No dudaba de nuestra capacidad creativa, mi socio y yo somos un gran equipo, pero necesité un soporte y lo hallé en la voz convencida y convincente de mi otra mitad comercial:

–“Así será, míster, así será”–. Después del último sorbo del cappuccino ya frío, cerramos el trato con un fuerte apretón de manos. Fui acelerando de a pocos en cada paso hacia la puerta y cuando ya estuvimos fuera del local nos abrazamos, saltamos en círculos como niños felices gritando: “¡bien, carajo, bien!”, aguantado más de una hora. Y no faltó quien nos lance una mirada insinuadora.

Alexis, mi complemento, mi amigo y ahora también mi socio, no era de Trujillo. Muchas de las amanecidas de estudio también sirvieron para compartir nuestras historias de vida y era él quien siempre tenía más que contar. Nació en un pueblito de la provincia de Julcán donde el fluido eléctrico aún no había llegado, su padre era agricultor y alcohólico, y todo lo que eso acarreaba. Nunca olvidaré aquella noche que nos reunimos para el examen de Matemática financiera y tuvimos que solicitar luego una recuperación porque me narró al detalle su huida hacia la ciudad. Él había manifestado a su familia el deseo de estudiar una carrera, en el fondo, quizás, por temor de convertirse en su progenitor. –“Una noche, sentí sus torpes pasos muy cerca de mi cama... él estaba enojado conmigo... traté de sentarme, protegerme, pero me ganó. Me metió tremendo golpe en la cabeza y no recuerdo más. Cuando desperté, o retomé la conciencia, él estaba a mi lado, durmiendo su mona”. Caminamos por todo el jirón Pizarro con paso ligero, pero más relajados.

Cruzamos la Plaza de armas ignorando a los cómicos ambulantes que en otras ocasiones solíamos disfrutar pitando un cigarrillo entre los dos. Íbamos distraídos salpicando las primeras ideas para el proyecto mientras nos dirigíamos a su cuarto alquilado, aquel en el que vivía desde un día antes de iniciar la universidad. Antes de subir, entramos a la tiendita de su cuadra, fiamos un sixpack y dos Marlboro rojo para “despertar las neuronas”, dijo. Sin darnos

cuenta se hizo muy tarde y acordamos en reunirnos en la oficina a las diez de la mañana de hoy.

Quitándose del pecho el pesado brazo de su padre, tomó la firme decisión de abandonar la casa. – “Mamacita, me voy a la ciudad. No llores, viejita, va sospechar. Me voy a trabajar y a estudiar, ... eso quiero, ¿ya?”–. La pena de su madre lo acompañó siempre en su semblante, aun cuando reía. A los tres días, le anunció en secreto que saldría en el primer bus y fue la última vez que lloraron juntos. Doña Rosita, sacó una bolsa amarrada con todos sus ahorros y se la entregó al mayor de sus hijos como señal de su aprobación. – “Que Diosito y la virgencita te acompañen, mijito”. Alexis no durmió aquella noche, esperó que su padre salga tempranito hacia la chacra y quince minutos después salió corriendo, con su mochila a cuestas, al llamado del claxon que anunciaba su pronta partida.

Cuando el bus inició el viaje, miró la puerta de su casa entre abierta, imaginó a su madre tras ella y no dejó de llorar hasta que el sueño le venció.

A pesar de las pocas horas dormidas, me desperté con mucha vitalidad.

Tomé una ducha, desayuné con mis padres y anuncié que no almorzaría en casa – “trabajaremos todo el día, almorzaré por ahí con Alex. No se preocupen”.

Llegué a la oficina minutos antes de las diez, empecé a disponer todo: prendí la laptop, el proyector, la impresora; saqué hojas, lapiceros, lápices, plumones. No podía empezar. “Solos, simplemente no funcionamos.”- pensé. Prendí el ventilador, abrí las persianas. Vi la cafetera, la encendí. Sentí el celular vibrar:

“Alex, te estoy esperando, ya está todo list... Hermano, lo siento mucho... Pobre doña Rosita..., entiendo... Sí, claro. Yo me encargaré”.



LA AMISTAD EN TIEMPOS DIFÍCILES

(Cuento presentado al Concurso Nacional de Cuentp, Poesía y Ensayo organizado por el CPPe 2022)


Paúl Enrique Farfán Sánchez.

San Pedro de Lloc - Provincia de Pacasmayo – La Libertad.


En un lugar muy lejano vivían 9 leones que a diferencia de lo que se cree, eran muy amigables y nunca tuvieron problemas con los vecinos de su pueblo. Ellos eran una familia muy unida y siempre conversaban sobre lo que tenían que hacer, todo lo planificaban para trabajar en equipo y hay que tener en cuenta que entre ellos prevalecía el respeto, el que desobedecía “se le aplicaba la ley”, por eso desde pequeños eran formados para la supervivencia, pero también en el respeto al mayor. En ese lugar también vivían 15 ratas colaboradoras, las cuales al igual que los leones, eran muy unidas, pues también trabajaban en equipo. Las ratas formaban una comunidad que se sustentaba en la agricultura, trabajaban en el campo, era tal su organización que cada día se repartían las labores: unos preparaban la tierra para los nuevos sembríos, otros regaban, abonaban y cuidaban las plantas para una buena producción y al final se juntaban para la cosecha del día, para su alimentación: maíz, papa, olluco, cebada, trigo y las frutas que no podían faltar.

Aconteció que llegó una época de hambruna, lo cual afectó a todos, pero de gran manera a los leones. Estos soportaron los días difíciles comiendo cada vez menos, pero llegó el momento en que ya no tenían nada, lo cual los llevó al borde de la desesperación, por lo que el jefe león sintiendo las molestias de todo su grupo realizó una reunión, para buscar que solución podían tomar ante este oscuro momento.

El jefe dijo: La situación se ha puesto difícil y la comida escasea, ¿qué podemos hacer?

Uno de ellos intervino: Bueno, estamos muriendo de hambre, pero tenemos muy cerca de nosotros la solución; nuestras vecinas las ratas, ellas pueden calmar nuestra hambre y las he visto que están muy gorditas, nos daríamos unos buenos banquetes. Ellas son como 15 y nos alcanzarían para algunos días.

No, dijo el jefe león, ellas siempre han sido nuestras amigas y nos hemos llevado bien, no podemos hacer eso.

Pero acá se trata de vivir, expresó otro de los presentes, o ellas o nosotros. Recuerden que somos unos leones amigables, recordó el jefe.

“En tiempo difíciles, decisiones difíciles”, replicó uno de ellos. ¿Qué dice la mayoría: ¿Nos morimos de hambre o nos comemos a las ratas? ¡comamos a las ratas! Gritó la mayoría.

Entonces ya no había marcha atrás. La decisión estaba tomada, ahora había que urgir un plan.

Invitémosle a una fiesta, mandémosle una invitación diciéndoles que es el cumpleaños de nuestro jefe y que nos sentiríamos muy honradas con su presencia, así tendríamos a todas juntitas, señaló otro.

¡Buena idea! Acordaron con algarabía.

Es así como llegó la invitación a la casa de las ratas, las cuales se sintieron muy alegres, pues sabían que sus vecinos los leones eran muy amigables. Llegó el día y los leones acomodaron el lugar de la fiesta, con el decorado correspondiente, pero además pusieron a calentar el agua y juntaron los aderezos para poder preparar a las ratas en platillos suculentos.

Las 15 ratas comenzaron a llegar en fila, muy contentas a la fiesta, pero ellas no venían con las manos vacías, pues siempre eran colaboradoras y traían variados y deliciosos regalos: Tortilla de maíz, pan de trigo, papas con ají verde y un sinfín de frutas.

Los leones estaban muy emocionados, pues todas las ratas estaban allí, el plan iba tal como lo habían ideado.

Las ratas pusieron los presentes en las mesas y éstas se llenaron como para el banquete de una semana. Luego del brindis los leones, con tanta hambre que tenían comenzaron a comer los deliciosos potajes que las ratas habían preparado con esmero. Comieron hasta llenarse que se les pasó las ganas de sacrificar a sus vecinas y como dice el dicho “barriga llena, corazón contento” y los leones se dieron cuenta del error que iban a cometer y recapacitando les dijeron a las ratas que las ayudaran pues estaban pasando tiempos difíciles y no tenían que comer, que por eso ellos habían decidido invitarlas “para pedirles ayuda” y como las ratas eran muy inteligentes y colaboradoras habían traído la solución antes que se les pidiera.

Las ratas muy alegres les dijeron que sí, que, a pesar del mal tiempo que está afectando a todos, ellas habían prevenido y sus depósitos estaban llenos de comida y que podían compartir con sus vecinos leones que son muy amigables.

Es así como juntos pudieron sobreponerse a tiempos difíciles: unidos y con sabiduría.

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