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PASCO

Actualizado: 31 dic 2022


CREACIÓN

Fue fundado el 27 de noviembre de 1944, mediante la Ley N° 10030, promulgada por el presidente Manuel Prado y Ugarteche.


PROVINCIAS


Pasco capital Cerro de Pasco

Daniel A. Carrión capital Yanahuaca

Oxapampa capital Oxapampa

EDUCACIÓN

· Colegios públicos y privados:. Total: 999.

o Educación inicial: 208.

o Educación primaria: 628.

o Educación secundaria: 163.

LUGARES TURÍSTICOS

Santuario Nacional de Huayllay.- Con una extensión de 6 815 hectáreas de bosque de piedras, es considerado como el Primer Museo Geológico del Mundo, que se ubica a 40 kilómetros al sur de la ciudad de Cerro de Pasco. Es un hermoso lugar donde se puede



apreciar un conjunto de rocas con diversas formas humanas y de animales según la posición del sol y la imaginación del visitante. Las figuras dan la impresión de haber sido cuidadosamente esculpidas por la mano del hombre. En el lugar habitan venados, vicuñas, gatos monteses, zorrillos, gavilanes y perdices; y la flora está conformada por pastos, quinuales, huamampintas, putagas y otros.


Baños Termales de Calera.- Ubicado a 43 Km. de la provincia de Cerro de Pasco, al interior del Bosque de Piedras de Huayllay, es el lugar donde se encuentran aguas termales salientes del sub-suelo, las mismas que provienen de un río subterraneo que estaría pasando por el centro de un volcán dormido. Las aguas son conocidas por sus propiedades curativas, ricas en calcio, potasio, sodio y magnesio. La temperatura que alcanzan las aguas bordean los a 60ºC.

El Nevado de Huaguruncho.- Ubicado a 66 Km. de la ciudad de Cerro de Pasco, pasando la localidad de Huachón, desde donde se recorren 6 Km., se llega al nevado que alcanza los 5 730 m.s.n.m. y está formado por cuatro glaciares importantes: Jacahuay (5 180 m.s.n.m.), Ranrajanca (5 180 m.s.n.m.), Carhuaraj (5 160 m.s.n.m.) e Incatama (5 130 m.s.n.m.). En su base pueden apreciarse varias lagunas, entre las que destacan Huaguruncho, Leche Cocha, Suyro Cocha, Talaya y Pacchapata.



Laguna de Punrún.- Ubicado a 37 Km. al suroeste de la ciudad de Cerro de Pasco, cuenta con una superficie de 8 km2 , una profundidad máxima de 200 metros y se encuentra a 4 200 m.s.n.m. Entre sus frías aguas se distinguen cinco islas, donde destaca la de Pumapachupán. La laguna es hábitat de numerosas especies de aves como el pato silvestre y el pato real, el corcovado, la gaviota, el zambullidor, el frailisco, el martín pescador y las bandurrias, además de numerosas ranas, truchas, chalhuas y bagres.

Iglesia San Pedro de Ninacaca.- Ubicada a 31 Km. de la ciudad de Cerro de Pasco, fue declarada Monumento Histórico Nacional en el año 1940. Esta singular iglesia data de principios de la colonia y fue construida con piedras, formando figuras decorativas, entre ellas el pentagrama musical.

Iglesia Inmaculada Concepción de Vicco.- Ubicada a 18 Km. de la ciudad de Cerro de Pasco, se trata de una iglesia construida en piedra, de estilo colonial data del siglo XVII.

El Parque Nacional de Yanachaga – Chemillen.- Se trata de uno de los parques nacionales protegidos por el estado, se encuentra ubicado en la provincia de Oxapampa, entre los distritos de Pozuzo, Huancabamba, Oxapampa y Villa Rica, abarcando una extensión de 122 mil hectáreas, con una diversidad botánica impresionante y muchas nuevas especies. Desde las punas altoandinas del parque se puede observar los paisajes, bosques tropicales, bosques de neblina y áreas pajonales. Entre sus principales especies vegetales destacan árboles como: ulcumano, cedro, nogal y roble, así como orquídeas, helechos y arbustos. En la fauna se distinguen 59 especies de mamíferos, entre los que destacan el lobo de río, el jaguar, el oso de anteojos, el machetero y el venado enano. Todas estas especies se encuentran en peligro de extinción. También destacan especies de aves, tales como: el gallito de las rocas, el águila arpía y el relojero.

Catarata de León.- Se encuentra a 5 km. del poblado de Villa Rica. Tiene una caída de 15 metros y se compone de las aguas del río Yeso. Al caer genera una neblina que descompone los rayos del sol formando los colores del arco iris.

Catarata El Encanto.- Se ubica a 12 km. del poblado de Villa Rica. Cuenta con una caída de 30 metros y sus aguas se descomponen en tres niveles, que al caer forman con el reflejo del sol los colores del arco iris. El tamaño y la profundidad de sus pozas son ideales para nadar.

Puente Colgante de Pozuzo.- Ubicado en la localidad de Pozuzo, provincia de Oxapampa, se encuentra sobre el río Huancabamba y fue utilizado por los primeros colonos para cruzar el río. El puente fue un obsequio del Emperador Guillermo II de Prusia en 1914.

Iglesia de Santa Rosa.- Ubicada en la Plaza de Armas de la ciudad de Oxapampa, fue Inaugurada en 1940. Su construcción completa de madera en forma rectangular corresponde a la técnica tradicional de la zona de estilo europeo.

Casonas.- Algunas casas y demás edificaciones de Oxapampa son de madera y siguen el estilo implantado por los inmigrantes alemanes y austriacos.

DANZAS


· APU INCA.

· BAILE VIEJO.

· CAMPO HUAYLASH.

· CHARICUY.

· DANZA YANESHA.

· EL CHARICAMAY.

· EL INCA.

· EL JARAMURUY.

L I T E R A T U R A

LEYENDAS

LOS TRES TOROS

(De Pasco Milenario)

Durante todo el día había buscado a sus ovejas. El Pastor no se explicaba cómo, en un ligero descuido, podían haberse hecho humo. No encontraba ni rastro por la pradera el lugar estaba como si se hubiera comido la tierra, era un silencio infernal, daba la vista de un lugar a otro tratando de ubicar a los fugitivos , trepó un alto otero desde el cual se podía observar el silencioso paisaje de la puna. Cansado por la búsqueda y de tanto frio que le causaba el silencioso paisaje se rindió por el cansancio y entró a pernoctar en una caverna. Al día siguiente continuaría en la búsqueda. Acomodó sus ropas de lana en un rincón abrigado y comenzó a masticar su coca que acababa de revelarle que lograría encontrarlas a sus ovejas.

Había transcurrido un tiempo apreciable cuando sorpresivamente vio que la cueva se iluminaba con un resplandor indescriptible.

¡Que hermosa estaba la noche! El Cielo divinamente azul tachonado de incontables luceros y la luna estaba preciosa grande y redonda, lucían majestosamente. Todo el panorama nocturno podía contemplarse con asombrosa nitidez desde su alto observatorio.

Largo rato estuvo sumido en sus cavilaciones hasta que un bufido descomunal lo volvió a la realidad. Miro hacia abajo y quedó asombrado. No era para menos lo que estaba frente a su vista. Iluminado, por los rayos lunares, había aparecido un gigantesco toro blanco, cuya pelambré albina y lustrosa emitía reflejos centellantes. Frenético, escarbaba el suelo con sus recias pezuñas blancas a la vez que emitía estentóreos bufidos.

Al poco rato, como aceptando el desafío del astado blanco, apareció un tostado y brillante como el anterior, en fiera actitud de lucha. Después de medirse cautelosamente y dar muchos rodeos, entablaron una pelea salvaje, vesánica, embistiéndose recíprocamente, con los ojos brillantes como ascuas y entrecruzando sus astas como agudos puñales.

Estuvieron luchando bastante tiempo, salvajemente, desesperados y fieros hasta que, agitados por el supremo esfuerzo desplegado, el albino abandono la pelea y en estampida, bordeando la laguna de Yanamate, se introdujo en la cueva donde actualmente se halla el pueblo minero de Colquijirca. El toro fiero de melena anaranjada, dueño de la situación, quedó solo en medio del campo. Parecía estar colérico, pues escarbaba el suelo y daba vueltas en aquel escenario, como un triunfador. No había transcurrido mucho tiempo, cuando apareció sobre el escenario de la riña otro toro de enormes proporciones, tan grande como el tostado y en fiera actitud de ataque. Su piel, retinta y lustrosa, negra como la noche, brillaba como enorme diamante. Al verlo, el fiero tostado arremetió contra este y se trabaron en una lucha feroz, sin cuartel. Después de una encarnizada contienda en la que los choques de sus cuernos parecían sordas explosiones, el negro, sangrante, acabado y maltratado, abandonó la disputa. huyendo, se metió en una cueva donde actualmente se levanta el Pueblo de Goyllarisquizga.

Con la testuz invicta, el otro toro atezado de pelambre anaranjada, lanzo un bramido estremecedor y penetró en la cueva de donde había salido.

El pastor conmovido, no salía de su asombro y cuando amaneció el día, corrió a su aldea y contó lo que había sucedido aquella noche.

Al poco tiempo, hombres bárbaros fueron llegando con herramientas y materiales de trabajo ante la mirada de asombro de la zona.

Es así como se explica el nacimiento de las minas de plata en Colquijirca, de Carbón en Goyllarisquizga y de Cobre en Cerro de Pasco-


C U E N T O S



TRAS EL MISTERIO

(Cuento presenado al I Concurso Nacional de Cuentos, Poesía y Ensayos pedagógicos organizado por el Colegio de Profesores del Perú 2022)


Anthony Fidelinho ROSAS SANTOS

–Colquijirca /Tinyahuarco– Pasco – Pasco.


Nunca había hecho tanto calor en el año, este día era el inicio de un invierno caluroso. Las mutaciones comenzaron a convertirse en epidemia.

Entre sofocos y sudores regresó temprano a casa, no se sentía bien. De inmediato se quitó la mochila de encima; un ligero escozor en todo el cuerpo comenzó a incomodarla, llevándole a rascarse con impaciencia.

⎯¿Te sucede algo?, te noto pálida −preguntó impaciente, su madre.

⎯No sé, tengo sueño y..,−convulsionó con las náuseas, como en toda la mañana, mientras intentaba hablar.

⎯Es mejor que descanses, te llevaré tecito con limón; seguro es el cambio de clima.

Durmió toda la tarde, para aliviarse, horas después, las campanadas del reloj de la torre la despertaron, se sentía mejor; apenas tenía escozores en las manos. Intentó levantarse de la cama sin éxito; el cuerpo lo sentía pesado, los mareos la hicieron desmayarse. En las casas aledañas, los niños sufrían mutaciones extrañas; otros, comportamientos agresivos y salvajes.

La lluvia seguía haciéndose esperar. Las mutaciones se incrementaron.

⎯Son síntomas de intoxicación −diagnosticaron los médicos del Carrión.

Consideren en la alimentación de los niños, comida saludable y que se laven las manos con frecuencia −sugirió el galeno.

Por más de veinte días se siguió las recomendaciones médicas. A pesar de ello, los casos siguieron en ascenso, las ampollas y medicamentos solo les quitaban los dolores momentáneos. A los dos meses del primer caso, las calles del pueblo se volvieron silenciosas. Los sollozos y preocupaciones eran noticias del día. La enfermedad se propagó, en los pueblos cercanos también se avizoraron los primeros casos. Los síntomas eran parecidos entre todos, primero les produjo náuseas; luego, dolores musculares y finalmente una especie de escamas o cortezas, los iba cubriendo.

A las semanas siguientes, al pueblo Cerrito de Plata llegaron médicos extranjeros, especialistas en la piel, aseguraban conocer el origen y la cura,armaron sus consultorios móviles en los alrededores del pueblo y prometían sanarlos en cuestión de días. La alegría volvía al rostro de los moradores, quienes les recompensaban con cobija y alimentos. Analizaban a los niños, curaban sus heridas, recetándoles medicamentos extraños y aseguraban, que esas erupciones cutáneas desaparecerían.

Tres meses después, de sus llegadas los resultados no eran los esperados. Los pobladores nuevamente impacientes buscaban soluciones, suplicantes dialogaban con los médicos, ofrecíanles sus chacras y ganados. Los doctores hicieron hasta lo imposible; sin embargo, sus tratamientos nunca dieron resultados positivos. Se rindieron, empacaron sus cosas y se fueron una noche mientras todos dormían.

La desesperación y el pánico se volvió a instalar en el pueblo. Semanas después, los pobladores comenzaban a perder la esperanza; los niños, la cordura, mutaban, botaban espuma por la boca y atacaban a mordiscos o arañazos, era propicio estar medicándolos cada cierto tiempo.

Enterados de la situación, errantes con vestimentas extrañas llegaban de a poco al pueblo, huraños y alejados; a las pocas horas, comenzaron a instalar sus carpas y realizaron comunicados a través de megáfonos.

⎯Hoy, jornada de curación, con medicina chinense. ¡¡Olvídese de las epidemias extrañas!! −se oía por los altoparlantes.

Pronto, la gente salió a galope de sus casas agarrados de las manos con sus criaturas.

⎯¡Por fin, nuestras súplicas se oyeron! −gritaban y lloraban en masas.

Propagandas llamativas se pegaban en los postes y paredes. Aquellos llegaron al pueblo ilusionando al gentío, quienes se dejaron convencer con rapidez.

⎯Madrecitas y papitos lindos, reciban nuestro cordial saludo.−pausó la curandera, mientras miraba a las formas extrañas de los pequeños. Estamos aquí para ayudarlos, y les aseguro que pronto verán los resultados, confíen en el grupo de curanderos que estamos aquí −hablaba convencida.

Ella, la “doctora”, Yénesis Estela, como se hacía llamar; sacó de una maleta, un juego de cartas doradas y nuevas, las barajó con cuidado, para luego repartirlas sobre la mesa; la sonrisa del rostro se le fue borrando y daba lugar a una confundida y atrapada en el miedo. Barajó nuevamente, susurrando unas palabras extrañas y volvió a colocarlas sobre el largo del mueble. Vio algo extraño.

⎯Hermanas y hermanos, las cartas no se equivocan −comenzó su explicación−, el pueblo ha sido víctima de una maldad muy fuerte, es un mal muy antiguo, ahí está el origen de esta epidemia.

⎯Estamos preparados para eso −Interrumpió, el curandero− Empezaremos ahora mismo.

Guardaron las barajas y sacaron otros objetos desconocidos. Iniciaron con el ritual, dialogaron en unas lenguas desconocidas y de un baúl grande, sacaron unas damajuanas en cuyo interior se remojaban yerbas y entre otras cosas no muy bien vistosas. Se abrió el frasco y un olor medio dulzón se mezcló en el ambiente confundido entre miedo y felicidad.

Llamaron a uno de los niños: se les acercó temeroso. Lo jubearon con cuy negro, untaron sus heridas con delicadeza, con una pomada rosácea y sobre ello, empaparon el líquido del frasco recién descubierto. Lo envolvieron con unas telas de seda y sacrificaron al cuy para observar el daño.

⎯Este procedimiento se hará con todos los infectados, por siete días intercalados y luego observaremos las mejorías −advirtieron, con confianza, después de abrir el cuerpo del animal y exponer los resultados del jubeo. Por ahora, los pequeños recibirán unas yerbas medicinales chinas, que lo tomarán en infusión, durante quince días.

Finalizaron con la curación al anochecer y cerraron sus carpas para sus sesiones de espiritismo. Las jornadas de sanación, los dejaban agotados e intentaban con sus yerbas medicinales y remojados. Todo iba bien, como ellos querían; sin embargo, el tarot revelaba un misterio, y eso intrigaba a los adivinadores.

⎯Existe algo más fuerte que una maldad escondida. −mencionó Yénesis a su grupo durante la reunión espiritual. Eso me preocupa.

⎯Las barajas intentan explicar algo, pero es superado de sus límites, −mencionó su hermana, Vennuz−. Necesita permiso de una fuerza antigua.

El tratamiento parecía estar mejorando a los niños. La epidemia se estaba controlando, las heridas cicatrizaban, los dolores eran mínimos. A pesar de ello, los rostros deformes no cambiaban; por el contrario, evolucionaban, eso preocupaba a los “doctores” y sabían que tenía relación con esa fuerza antigua que bloqueaba todos los conocimientos de curación. Cambiaron de tratamiento, utilizaron sus remedios más fuertes y doblegaron esfuerzos.

⎯Se acabó. −con los ojos empañados de nostalgia, Vennuz masculló-

Lo hicimos, nos esforzamos, dimos todo de nuestra parte −gimoteaba, al convulsionar de recuerdos−, utilizamos todo cuanto la naturaleza nos prevé; pero les fallamos, −se dirigió a los poblanos.

⎯Les facilitamos nuestros mejores remedios y yerbas; sin embargo, hay una amenaza oculta que Uds. deben conocer. El tarot es claro y está convencido que el pueblo sabe cómo salir de esto −advirtió Yénesis−nuestro propósito al llegar, era el 100%, no lo conseguimos, pero ya dimos un avance; ahora les toca descubrir el verdadero origen.

Cumplieron setenta y ocho días en el pueblo. Alistaron sus maletas y baúles con los remedios naturales; horas después, emprendían la marcha de despedida. Mostrando amabilidad se despidieron pidiendo a la pequeña multitud, que recuerden el origen de la amenaza y que eso los salvará.

⎯Apúrense, les queda poco tiempo −advirtió “el curandero mayor”.

Una reunión convocada por los sabios del pueblo: los abuelos, fue programada para las 10 pm., se les recordó no olvidar “lo de siempre”. Puntuales, con chullos y ponchos llegaron al lugar pactado. Ingresaron en silencio, como parte del protocolo de respeto a la deidad que visitaban. Ingresaron al cuarto semioscuro y alumbrado a medias, se sentaron ordenadamente haciendo un mediano círculo.

⎯El motivo de la visita ya lo conocen −irrumpió, don Víctor−, tengo la esperanza que nuestro “viejo amigo”, nos avise sobre ese mal antiguo. Todos asintieron con la cabeza, mientras dialogaban en quechua. Inmediatamente, de sus hualquis sacaron unos puñados de coca y algunos cigarros inca, chacchaparon y fumaron el resto de la noche, entre ruegos y súplicas. Muy cerca del amanecer, −alguien rompió el silencio−, taitas, la coca está agridulce.

⎯Y nuestro amigo, el jirca habló −Se apuró, Emilio−. Él “lo hizo”, está molesto, tenemos poco tiempo. Nos está poniendo pruebas y...

⎯Mi casa está abandonada; mis aguas, contaminadas; mi aire, huele feo −interrumpió−.

El pueblo se olvidó de sus costumbres, los chiuchis ya no conocen valores, ustedes qué hacen para evitar todo eso, ¿acaso sus padres y abuelos los criaron así?, solo me consultan cuando se acuerdan.

No hay médico, ni curandero que pueda curarlos. La medicina, lo tiene el pueblo en la sabiduría, valores, tradiciones, sobre todo, un ambiente fresco y limpio que puedan dejar para sus generaciones −pausó y carraspeó el tono grave de su voz− ... están avisados, sé que lo harán −concluyó, el espectro brillante, que apareció en medio de la sala y que al finalizar se apagó.

Los testigos convulsionaron y vomitaron sapos; minutos después, se reincorporaron y dieron otra sesión de chacchapada para aplacar la ira del jirca; los sabios del pueblo, comentaron a la unos niños comenzaron a recuperarse. Una ligera garúa se presenciaba ciento treinta días después de un invierno caluroso.

después de un invierno caluroso.

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